Ya ven que seguido piden recomendaciones de Colombia, y en particular de Bogotá. Pues aquí va una, y muy buena.

Todos los que hemos trabajado con colombianas, hemos tenido la fantasía de echarnos a varias de ellas. En el medio profesional, abundan las colombianas de entre 30 y 40 años. Mujeres de facciones finas y buenísimas. El tipo de mujer muy refinada que, por un lado le puedes presentar a tu famila y, por otro, te para el piscuilín nomás de verla. Pues resulta que tuve un reciente viaje de trabajo por Bogotá y, en el sitio Escorts Colombia (búsquenolo así en google), me encontré a Tilina. Una meganalga tal y como acabo de describir. Delagadita, fina, de cara bonita, me atrajo. Así que decidí contratarla para toda la noche como premio a la chinga que ma había pegado tras tres días de chamba continua.

Dado que estaba en el Hotel Sheraton y no quería salir a un hotel de mala muerte, le pedí a Tilina que fuera elegantemente vestida. Y me lo cumplió con creces. Fue con un pantalón de cuero negro entallado y un sueter gris. Se veía fina y sugestiva a la vez. Llegó en su auto, por lo que entramos por el estacionamiento. Así que subimos al cuarto sin ningún problema, como cualquier huesped. Los guardias ni siquiera pusieron el menor pero. En el lobby, sentí chingón como toda la bola de cabrones se me quedaban vendo con envidia, pues llevaba yo a la mejor vieja del hotel.

Así llegamos al mi cuarto. Me sentí muy afortunado de tener ese viejorrón conmigo. Tilina, además, resultó muy simpática y caliente. Poco a poco, pues había tiempo, nos fuimos conociendo. Empezamos con un faje y besos de piquito, como si fuera un ligue. Y luego, pues a lo que te truje chencha. La desnudé y me quedé muy satisfecho. En efecto, es una mujer de más de 30, pero con un cuerpo lindo. Delgada y con tetas naturales (lo que no es fácil de encontrar con la mayoría de las escorts en Colombia) de muy buen tanaño, deliciosas al tacto. Y ¡sus nalgas! Esas famosísimas nalgas colombianas que hacen que a las mujeres de allá se les llame langostas (todo el plato es delicioso, pero lo mejor está en la cola). Yo tambiñen me encueré. Así, empezamos con el escarceo amoroso. No me pude aguantar las ganas de besar todo ese bello cuerpo. Sus pezones se fueron erigiendo al contacto con mis labios. Y, al llegar a su puchita, le di con gusto. Y vaya que se mojó. El único inconveniente que presenta esta chica es que no da oral sin. Ni modo, me quedé con las ganas. Pero nos aventamos un buen palo que me dejó muy satisfecho.

Tras un rato de cotorreo, volvimos a empezar. Y aquí hice lago que no hacía desde adolescente. Tras besos y caricias, la voltée y coloqué mi verga entre sus nalgas. Y ella se empezó a mover rico. El contacto de sus nalguísimas con mi piscuilín duró varios minutos de delicia y tuvo un final irremediable. Me acabé viniendo de forma inesperada para mí, pero muy muy rica. Tras otro buen rato de cotorreo y un regaderazo, volvimos a la cama. De nuevo besos y caricias. Y luego, me volvió a poner el condón y la penetré. Pero era el tercero y yo ya estoy rucón. Como no me venía, me salí. Ella me quitó el condón e intentó hacerme una puñeta tras ponerme cremita. Se sintió rico y ella se vería hermosísima enfrente de mi, pero nanay. Así que, a pesar del esfuerzo, no pude venirme.

Decidimos entonces dormir un poco. Tilina se acurrucó junto a mi y dejó que la abrazara. Es más, tomó mi mano y la puso sobre uno de sus senos. Así, ricamente acurrucados, intentamos conciliar el sueño. Pero la sensación de sus nalgas tocando mi verga no me dejaba dormir. Y a ella tampoco. Así que, tras un rato, ella empezó a moverse, volviendo a colocar mi reata entre sus nalgas. ¡Uf, rico!. Luego tomó una de mis manos y la llevó a su clítoris. Así estuvimos un momento, frontando la reata en sus nalguísimas y dándole masaje a su clit. Éramos como adolscentes experimentando cosas nuevas. Y se mojó cabrón. Así que Introduje mi verga entre el inicio de sus piernas y comencé a frotarla en su bajo vientre, todo cubierto de humedad. ¡Delicioso! Era como estar adentro, pero sin estarlo, pues no somos tan pendejos como para realizar una penetración sin protección. Se trata de disfrutar, no de tomar riesgos. Total, ahí sí se me alborotaron los mecos y ¡matanga dijo la changa! Pinche venidón que me eché. Con eso, tras un poco de higiene, me acabé durmiendo como lirón. Creo que ella también.

A eso de las 6:00 am sonó su despertador. Despertamos y ella se veía que traía aun ganas de verdolaga. Así que va de nuez. Besos, caricas, frotadita de nalguitas en la reata (puta que ricura), condón y ¡va pa’ dentro! ¡Chale, no se ni como, pero llegué al final. ¡Qué rico coge esta bella mujer! Se ve que ya tiene experiencia y la sabe usar. Total, nos bañamos y la invité a desayunar. De nuevo, gocé esa sensación de traer a la mejor vieja de todas. Cotorreamos rico, pues es muy buena conversadora. Luego, procedió a retirarse.

Uf, la mejor experiencia en meses. Lástima de que no la mame sin. Es lo único que le falta a Tilina. Pero el balance es positivo. Muy positivo. La próxima vez que vaya a Bogotá, me la vuelvo a coger y, sobre todo, a frotar mi pito en sus nalguitas deliciosas. Ojalá sea pronto. Costo total 476 dólares al tipo de cambio actual + propela. Ahí está la recomendación, si alguien va para allá.