MIra que no deja de asombararme el grado de subdesarrollo mental de muchos de mis compatriotas, lo cual la mayoría de las veces no es sino un síntoma de complejos. Las definiciones que haces en tu texto sobre malinchismo te deberían hacer sonrojar:

En cualquier caso, no solo en sexo, simpre preferiré lo extranjero a lo nacional si me complace más y no por el hecho de que sea de fuera, sino por el hecho que soy yo el que elije lo más le guste. En pocas palabras me da lo mismo si es de aquí o de China, lo que me importa es mi gusto.

¿Traicionas lo "propio" por preferir lo "foráneo"> Vaya noción tan pobre que niega el intercambio de experiencias. Como si nosotros mismos no fuéramos como pueblo una síntesis cultural, cuando se alude al malinchismo se hace como si siguiéramos siendo un pueblo indígena puro y no uno mestizo, hijo de Cortés y de la Malinche (aunque Malinche en sí era Cortés, pero esa es otra historia...)

Te quejas de que te han matratado, ¿cómo has tratado tú> Para quien no lo tenga claro contratar estos servicios es un lujo, y si quieres lo mejor paga por ello, es la ley de la oferta y la demanda. Se dice por ahí que si tienes que preguntar el precio de algo es que no tienes para comprarlo. Si crees que algo no vale la pena no pagues por ello pero no te quejes. Si dices que te sale más barato en sus lugres de origen vete para allá cada fin de semana. Que sale caro, ah, entonces ya entiendes porque cobran lo que cobran aquí.

Mexicanas también hay mamonas, pero no por eso generalizarías. En mi caso con las argentinas escorts, excepto una experiencia, todas han sido satisfactorias, unas menos y otras más, y cuando ha sido más ha sido realmenre bueno. Y con las argentinas que no son escorts por lo general la he llevado bien, dicen las cosas más directo, son más abiertas y cuando alguien les gusta no se andan por las ramas.

Pero para acabar pronto mi preferencia de mujeres siempre será sobre aquellas que al primer golpe de vista despierten un impulso primigenio, aquellas que además seduzcan con un excitante juego de cercanía y distancia pero que cuando la cercanía sea inevitable se rindan y ofrezcan una mirada de pupilas dilatadas para poder robarte el pensamiento, aquellas que dejándote palpar su cuerpo y perderte en su aroma tejan un enigma a descifrarse en un orgasmo. Por último, aquellas cuyas palabras intercambiadas conmigo alimenten las ganas de volverla a ver.

Y eso, gracias a las deidades, lo he podido encontrar en algunas mujeres, mexicanas unas pero también de otros lares. O lo que es lo mismo simple y sencillamenre mujeres, sin nacionalidad, porque yo tampoco la tengo cuando se trata de que la experiencia sea lo más grande posible, hablando de sexo, de amor o de lo que sea.