Oiga, doctor, ¿es verdad qué…>


Por Niiiinnna
De10.com.mx - 2009-11-03
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Tan pensativa me quedé con el tema del doctor y las cuestiones médicas en el asunto del sexo anal, que un día antes de ir al doctor a hacer las preguntas que ustedes tan propiamente hicieron en este blog, tuve un sueño húmedo. De pronto, de buenas a primeras, ya estábamos el médico en cuestión y yo -léase la entrevistadora- en una escena como de película porno: yo sobre el escritorio de él, con mis gafas de entrevistadora intelectual (no uso gafas, pero en el sueño sí) y mi cabello largo, lacio y suelto, con él sobre mí.

Yo (creo que mi inconsciente tiende a confundir las fantasías) vestía un traje de enfermera con un vestido breve sucumbiendo al placer. ¿Qué hacía una enfermera entrevistando a un doctor> Vaya usted a saber. Lo que sí sabía bien era que ocurrían los gritos, palabras, lapiceros, clips, pisapapeles, recetas y hojas volando por doquier en ese escritorio.

Como esas escenas realmente mal actuadas de pelis porno, donde sólo de inicio hay, dos tres palabras y, de pronto, de buenas a primeras, ya está: un close up a la vagina de ella y al pene de él, más lo que sigue. En este caso, la puerta de atrás y la de adelante, la de adelante y la de atrás. Como puerta de baño de bar: nunca hay descanso para las pobres puertas. Siempre abriéndose y cerrándose todo el tiempo. Así yo en el sueño.

Sudando. Desperté sudando. Como yo misma en el sueño. Me sorprende la cantidad de acrobacias que mi inconsciente cree que soy capaz de hacer. Muchas, claro, puedo y las he hecho, pero otras... wow. Y claro, desperté con ganas de tocarme con la canción I touch myself a todo volumen. Lo hice porque había que guardar la compostura cuando estuviera delante de él. No podía llegar con la cara de deseo luego de ese sueño super hot.

Con el doctor y tras la breve explicación de quién soy, qué hago, por qué rayos le hablo, el doctor me recibe. Es coloproctólogo. Primero, antes que otra cosa, me pregunto cómo es que alguien decide especializarse en el asunto de las puertas traseras de las personas. Muy respetable es la profesión, pero no deja de sorprenderme.