Esta mañana, como todas las mañanas, chequé las fotos de los sitios más frecuentados y revisé las fotos de los mismos. Me llamaron la atención las de Jossi y acordé una cita para las dos de la tarde. La amable Jossi me dijo que mejor nos veíamos a la una y media en el Pasadena, perfecto le contesté. Llegué al hotel a la una y diez, le hablé y me puse a escuchar la hora de los Beatles para matar el tiempo. Dieron las dos y John, George, Paul y Ringo acabaron su hora. A las dos y cinco me llama al hotel Jossi, me dice que hay mucho tráfico y que ya casi llega. Viejo lobo de mar, me puse a realizar la hermenéutica -interpretación de la llamada-. Sonaba que hablaba de un lugar cerrado, luego entonces no había salido de casa, segundo, me llamó no a mi celular, sino a mi cuarto, como para cerciorarse de que no me había ido. Con todo y esos malos augurios aguanté, dieron las dos y media y de Jossi ni sus luces. Me tuve que retirar como lo hacía el Abulón Hernández en los malos partidos de los Diablos en los años setenta, con el bate al hombro. Invoco a Jossi, vi tus fotos, conocí tu arancel -2500- un hora- me encantas, ¿por qué no me condeces la bondad de tus caricias> Si lees estos, pactemos otra cita, pero con la condición de que te comprometas a llegar a la hora pactada. Te abraza con todo fervor revolucionario,
Flavio Josefo.