Antonelah la Diosa erotica (Recomendaciones)
Mi historia con esta mujer erótica empieza cuando tome el teléfono y le llame, pacto una cita, la hermosa doncella arriba puntual a aquel templo que seria dedicado a la adoración de esta diosa.
La vi y mi cuerpo se derritió cuando apareció ante mÃ, esta diosa guapÃsima de grandes grandes atributos, estaba pasmado con esas inmensas tetas que se traslucÃan por su delgada y entallada blusa, el ambiente se calentaba mientras hablábamos y nuestras miradas se perseguÃan. Sólo deseaba que me arrancara la ropa para fundirme en ella. Comencé a deslizar mi mano por su entre pierna, la temperatura fue subiendo mas y mas y mis ojos se clavaron en los suyos, nunca habÃa deseado a nadie asÃ!. Sus dedos rozaban mi piel, sus besos eran húmedos, instintivos que la lujuria hizo de las suyas y nos dejó en ropa interior. ... Después de juguetear y probar todas sus zonas erógenas, Sonrió maliciosamente, bajo y comenzó a darme tremendas mamadas (con) que casi me hacÃan terminar, la detuve ya que aun no querÃa terminar... apenas habÃamos empezado.
Decidà tomar las riendas, me acerqué despacio, sus pezones rozaban mis labios, mis dedos fueron directo a su cuevita habÃa explosiones de lÃquidos y calor, mucho calor. Lamà su cuerpo, sus pezones, los mordÃ. Saboreé el placer de darle placer y chupé su clÃtoris hasta que el orgasmo estuvo cerca. Ella tiraba de mi cabeza, retorciéndose. Me llevó hacia ella con sus manos, nos besamos, me sedujo y luego me hizo suyo, cuando se monto sentà la gloria tan intensamente que me doblé de placer ¡dios! que sensación tan exquisita, se mueve delicioso, cada movimiento fue preciso, hasta que fue inevitable la llegada del placer supremo, una vez que termine me deje caer sobre ella. Y allà nos quedamos, fundidos, extasiados, temblorosos, entre sudor, pasión y placer y exquisito placer.
El tiempo de descanso lo ocupamos en platicar y darnos tremendos agasajos que no costo nada de trabajo poner firmes al amigo que gustosamente le dio batalla, me cogio desenfrenadamente, no querÃa que ese excitante momento se terminara, las piernas me temblaban, pero esta diosa erótica no se dio por vencida, bajo y nuevamente le dio una tremendas mamadas hasta que el compañero se puso al brinco quite el condón y explote sobre sus tetas
Concluido el tiempo se fue a dar un baño mientras yo descansaba, quedo espectacular ¡como si nada hubiera pasado! nos despedimos con un dulce beso y un hasta pronto, regrese a la cama y decidà quedarme a dormir en ese sagrado recinto donde la hice mÃa o mejor dicho donde me hizo suyo, mi mente seguà recordando el momento, aun estaba súper excitado y comencé a masturbarme mientras pensaba en ella, en su cuerpo y en lo rico que la habÃa pasado
Antonelah si lees esto, mil gracias por ese maravilloso encuentro y espero pronto muy pronto volverte a ver y revivir tan excitante experiencia
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