El pasado viernes tuve la oportunidad de conocer a Fuego. Pude comprobar que en efecto tiene un cuerpo maravilloso, generoso.

Llegó enfundada en una blusa de leopardo y unos jeans apretadísimos, al entrar me saludó con un besito y aprecié y sentí sus carnosos labios, herramientas magníficas para besar y mam…, yo apenas contaba con una toalla. Apenas dejó sus cosas en el tocador se despojó de la blusa y sus tremendas gemelas quedaron al descubierto, momento que aproveché para acariciarlas, apretarlas y prenderme de ellas, mientras ella se despojaba de sus jeans para luego mostrar su exquisito trasero, adornado por una diminuta tanga. Me hacían falta manos para poder acariciar todo su ser.

Nos recostamos y su boca encontró mi miembro, la experiencia fue deliciosa. Con maestría aplicó la presión y el ritmo exacto para regalarme gran placer. Simultáneamente mis dedos encontraron su vagina y se perdieron en su humedad, un poco mas arriba encontraron otra rica cavidad que también visitaron. Se montó en mí dándome la espalda, la visión de cómo mi miembro se hundía en ella aun la tengo en mi mente, mi dedo insistía en llenar su colita. Sus gemidos me excitaban, ricos sin ser escandalosos. El primer round lo terminamos de a perrito y me dejé caer en la cama para recuperar el aliento.

Aun seguía caliente, así que después de una breve charla y un rápido aseo continuo la acción. Nuevamente su boca consintió a mi miembro, se nota que ella disfruta el brindar este placer. Yo estaba muy caliente y le pedí que me dejara consentirle su colita, a lo que dijo que sí (arreglando el costo adicional). Se puso en cuatro, con mis dedos y bastante lubricante la estimulé hasta que estuvo a punto. Luego entré sin problema y el ir y venir fue delicioso, al mismo tiempo ella estimulaba su clítoris. Sus gemidos fueron aun más fuertes que la primera vez, yo le estaba dando duro. Minutos después me dijo “Ya terminé. Me duele un poco.”, le contesté “¿Aguantas un poco mas>”, dijo “Sí”. Terminé riquísimo, sudando copiosamente y con el pulso acelerado.

Otra vez tendido en la cama, su teléfono empezó a sonar, de hecho sonó varias veces. Lo miró y me dijo “Ahora que es el último día de la promo, todos quieren”. Luego de otro bañito, de nuevo a la camita. No podía desprenderme de sus pechos, era tanta mi emoción que en repetidas ocasiones me decía “¡Despacito!” (sorry por eso). Su boca volvió a devorar mi miembro y ahí se quedó, sin prisa. El ocaso de mi tiempo llegaba, pidió su taxi y me dijo “luego se tardan, así que mientras…”, y continúo nutriéndose de mí. Estuvo así varios minutos, mi miembro no resintió las dos relaciones previas pues mi erección estaba al cien. Aun cuando no pude terminar lo disfruté muchísimo.

Inevitablemente esta maravillosa experiencia debía terminar, así que ella tomó un baño, su taxi llegó y se despidió con un besito. Todo esto sucedió en poco mas de una hora.

Un saludo a toda la banda.

El Peregrino