El reencuentro con Moxa (Recomendaciones)
Acostumbrado a contratar, pero no a reseñar, les comparto mi primera colaboración. Sin afán de competir con escritores expertos de este sitio, a continuación una experiencia vivida la semana pasada.
Después de unas vacaciones de la bella Moxa (Para trabajos de alineación y balanceo) y posterior a un breve descanso de un servidor por motivos familiares/laborales; decidà llamar a la hermosÃsima dama.
Soy aficionado al sexo matutino, por lo cual, por ahà de las 9 de la mañana tomé el teléfono y le llamé:
- Hola, buenos dÃas señorita.
- (Con voz de dormida) Hola, quién habla>
- El fan número uno de Depeche Mode, ese que te regaló un disco en el primer encuentro, hace ya unos cinco meses.
- Hooooola, ¿Cómo estás> Que milagro
- Pues aquÃ, leyendo que ya regresaste a la arena pública.
- Si, ya. Cómo has estado> Nos vemos pronto>
- Si, de hecho en el momento que puedas hoy mismo.
- Dame una hora en lo que me arreglo, va>
- Va, te parece que nos veamos en el hotel en el que te conocÃ>
- En el Lua> (Esplendida memoria de la señorita, aunque refute lo contrario)
- Si
- Ok, nos vemos en un rato
Me dirijo al hotel, al cual llego en 20 minutos y, como reloj checador de burócrata recién nombrado, a las 10:00 en punto suena la puerta de la habitación y recibo:
A una bellÃsima delgadÃsima formadÃsima, recién remodelada Moxa; fundiéndonos en un cariñoso y largo abrazo. Después de una plática de reconocimiento y actualización de datos, no hubo de otra más que entrar en acción.
Besos, besos, besos, caricias, besos, volaron prendas de poco en poco, besos (Una breve pero respetuosa invitación a no pasarme de lanza con sus nuevos y mejores proporcionados pechos) besos, agarrada de cabellos, circulación de ropas, quitada de cinturón, besos, caricias en la espalda, besos, acercamientos a zonas de placer. Y ahÃÂ… Se pausa el tiempo... CORTE A imágenes estilo Matrix con los efectos “Bullet Time”, comenzando ella con un oral de esos que solo ella puede dar. Breves movimientos de los labios, alternados con subeybajas manuales, lamidas de lado, beso en el glandeÂ… Indescriptible, de los mejores!!! Yo ya con un poco de desesperación la jalo hacia arriba la pongo de espaldas planas al colchón, comienzo con cuidadosas caricias en sus pechos, bajo por el abdomen, me detengo en el ombligo, rÃe y empuja mi cara hacia más abajo.
Comienzo con un oral, técnicamente regular por la desesperación que tenÃa de probar, nuevamente, esa vulva perfectamente rasurada y estéticamente perfecta. Duré ahà poco tiempo porque de inmediato, entre lo que pude escuchar, a lo lejos, sentà un quedito mensaje: “métemela ya!!!”. Procedà a cumplir la instrucción, me enfundó a aquel, y con cadencia breve lo introduje en su mojadÃsima vagina. Con ritmo y la cadencia que me puede permitir el inminente sobrepeso hice movimientos lentos para incrementar de intensidad solo conforme su petición de hacerlo. Asà duramos unos minutos para cambiar a vaquera invertida.
Observar ese trasero perfecto sentarse sobre aquel para perderlo de vista por espacio de segundos y mirarlo reaparecer es una sensación que sobrepasa todos los placeres mundanos a los que los hombres nos acostumbramos (O nos dejamos de acostumbrar).
Yo ya con esfuerzos sobrehumanos pedà que cambiara a perrito y sin quejas y en un malabar tipo Circo del Sol continuamos con esa posición. Ella pidiendo que lo hiciera más rápido, con su magistral vaivén, pasó lo inevitable.
Terminé... me quedé dentro unos segundos, abracé su cintura, me retiré y me recosté rendido. Absolutamente satisfecho. Silenció cómodo. Solo para reincorporarme y darle un par de largos besos. Ya habÃa pasado una hora con 10 minutos. Un par de bromas y recuerdos de anteriores encuentros. Risas. Ella se levantó para meterse a bañar.
¿No me invitas> Pregunté.
Si bobo, vente. Contestó.
Nos bañamos uno a otro, entre cosquillas y carcajadas.
Salimos, cada quién recuperó sus respectivas prendas y nos vestimos.
Se fue a la hora y media de haber llegado.
Mientras se retocaba el maquillaje en el espejo, saqué de la cartera su “arancel”, “regalito” (Me cagan ambos nombres, deberÃan inventar uno menos feo) Más un extra por el tiempo de más.
Nos despedimos como nos saludamos, con otro abrazo largo y la promesa de reencontrarnos en poco tiempo, o en el camino.
Gracias querida Moxa por el momento. Lo llevo ahà y aquÃ.
Muchos besos.




