Fuego... "Dias del futuro pasado" (Recomendaciones)
Con el rostro empapado de sudor, empino el último trago de cerveza, mientras solo en la habitación, me observo en el espejo, directamente a los ojos, mientras rememoro el pasado recién acaecido.
Estaba en el trabajo, más caliente que nada, cocinándome en mis jugos, cuando sin dudarlo, marque el 04455-3925-7431, un par de ocasiones, para pedirle el detalle del servicio de aquella chaparrita cuyas fotos no he podido borrar de mi mente ¡No contestó! Mmmm, con el vaivén de extremidades trataba de aminorar la calentura de mi entrepierna, y tras diez minutos le marqué nuevamente . ¡Y por fin me contesto Minerva!
Caminando por la tarde en la Roma, me enfilé al número 32 de la calle de Álvaro Obregón, a ese hotel de cuatro pisos que tiene nombre de mariposa. Por suerte no me llovió, aunque por contra, el ambiente cálido del DF me obligo a refrescarme con agua el rostro en cuanto llegué a la habitación 101.
Le di un gran trago al tequila El Jimador que me compré en el OXXO de la esquina, y pensé ¡Mejor le habló a FUEGO! Sinceramente tenía meses sin follar con una sexoservidora, y pensé que en lugar de experimentar sería mejor contratar a esta venezolana que es sinónimo de calidad, y sin más, cambié el curso de la historia y cuando menos vi, FUEGO estaba ya tocando la puerta de mi habitación.
Tendida en la cama, aún con los jeans puestos, tenía a mi antojo a este manjar. Mis manos inquietas, recorrían sus curvas, recorriendo sus enormes pechos, sus chamorros, sus piernotas y como sabrán, se posaban una y otra vez sobre ese par de nalgas de campeonato que se carga esta morenaza de fuego.
Ya tenía bien dura la verga, cuando empecé a restregársela en la raya de sus nalgas, simulando el coito, los dos aún con ropa, lo que provocó que la erección se endureciera a cada vaivén de mi pelvis, mientras sus gemidos cachondos brotaban naturalmente de su boca.
La tenía boca abajo a mi merced. Mi lujuria exacerbada, me obligó a quitarle el pantalón y la blusa, para tenerla desnuda salvo por su tanga azul. Le ordené ponerse de perrito para manosearla a placer. Mi cipote goteaba de babita, con el cual, ni tardo ni perezoso empecé a mojarle las nalgas, mientas mi rostro se acercaba a olerle el sexo, estando aún en cuatro ¡El fragante olor de su vagina exaltaba mi libido! Sin más, le baje la tanga y le metí mi duro miembro en la boca, mientras con maestría, ella empezaba a chupar y a succionar con demencia, casi diabólica, mi pene palpitante.
Ya desnuda la obligué a ponerse las zapatillas, mientras seguía mamándome la verga ¡Casi le eyaculo en la boca! Pero me contuve y a manera de pausa, organicé una sesión de fotos para llevarla conmigo a todas partes, y a manera de regalo, les comparto esta foto que fue la que más nos gustó a los dos, ya que muestra las colosales dimensiones de sus nalgas, sin retoque, donde podrán constatar, todos ustedes puñetas, ese monumental par de nalgas que, en los siguientes minutos, me dediqué a penetrar una y otra vez.
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¡Qué sabroso se ve como se comen sus nalgas mi verga! Fornicando como un animal en brama, empecé a embestirla con vigor. Los minutos volaron en ese trance y el sudor empezó a recorrer mi torso y el aire empezó a faltarme, dado que mi condición física se ha deteriorado en los últimos meses, y tuve que tomar un receso, el cual aproveché para recuperar el aliento, orinar y beber un par de tragos a mi tequila.
Me encontraba medio borracho y drogado (ya que justo antes de llegar FUEGO al cuarto, me había chingado unos buenos jalones de mota en el baño, y a estas alturas del partido, llevaba ya una cerveza de lata y 150 ml de la botella del alcohol de agave), por ello, a mi miembro le costaba ya trabajo estar con la consistencia de piedra que lo caracteriza, por lo cual, FUEGO se avocó a reanimar a mi flácido amigo y me pegó la mejor mamada de mi vida.
Ya erecto mi colega, atravesé nuevamente su vagina, como un cuchillo la mantequilla, y de puro perrito, le empecé a golpear las nalgas ¡Más duro papi! me suplicaba, mientras con coraje, le daba con mi pene una y otra vez, mientras las nalgadas se las propinaba cada vez con mayor fuerza, hasta que no me contuve y, sin más, llené de semen el condón Trojan con el que me la cogí.
Y de pronto, estoy aquí, escribiendo esta anécdota, esperando entonces, regresar al futuro ¿o al pasado> Para volver a instalarme en el Monarca y cogerme ahora a Minerva.
¿O a FUEGO otra vez>
¿O a las dos al mismo tiempo>
Esta historia CONTINUARÁ.
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PACHECOTE
"El hombre no es más que un animal de mejillas sonrosadas"




