Ida y Vuelta a las pompas, digo, Pampas (viaje express) (Reseña de inicio de año) (Recomendaciones)
¿Qué hacer cuándo la Caballerosidad obliga> (El sacrificado y sus amigos)
¿Qué hacer cuándo la pasión toca a tu puerta> (No fue precisamente la puerta lo que tocó, pero vale el término)
¿Qué hacer cuándo el Tiempo es propicio, y la circunstancia apropiada>
Un proverbio Italiano remata: Avanti, sempre avanti.
Relataba en otro mensaje, las peripecias que pasamos Almita y su servilleta previo al arribo a las Instalaciones de Hunter Spa, particularmente a la cabina VIP.
Una vez ahÃ, comencé a mostrarle algunas de las milenarias técnicas del masaje T. Fa-Horita, aprendidas de los monjes misteriosos de la orden del Prex-Taká, los sangrados maestros Tashido Tumono y Takaida Suchichi. Quienes transmitieron su legado a este Knito, humilde aprendiz de las artes culinarias.
He de reconocer, que ella estaba reticente, se negaba a permitir que mis manos, inquietas como son, relajaran su intima musculatura, ello sin contar, que no estaba yo haciendo mis mejores labores, pues ella no se habÃa quitado ni siquieraÂ… nada se habÃa quitado, lo cual dificultaba mi ardua y profesional labor. En eso estábamos, cuando me decidà a aplicar presión exacta a los puntos medulares de la circunstancia, lo que desinhibió las manos de la doncella, para empezar a hurgar en mi escasa intimidad (2 punto y algoÂ… 3mm en números redondos)
La temperatura subÃa incesante, constante y desesperada, obligando a despojarnos de aquellas estorbosas máscaras llamadas vulgarmente ropa, dejando a la luz su tersa piel y mis ávidos deseos de tenerla, poseerla, hacerla mÃa (La hora romántica de 86.9 en su FM).
El masaje, no culminó como se tenÃa planeado, en vez, empezamos un mutuo masaje cuerpo a cuerpo, dando, recibiendo, acariciándonos mutuamente, probando nuestra piel centÃmetro a centÃmetro, palmo a palmo, hasta que no sabÃamos que parte era de ella y que parte mÃa.
Ritmos, contracciones, sudor en la piel (y un pinche calambre que siempre ha de joder). Nos movimos, agitamos, mordimos y besamos tanto como pudimos hasta que… por fin… en un momento… en un segundo… ese fuego estalló en una explosión digna de pirotecnia septembrina.
Terminamos, una amena charla, y las terribles responsabilidades de volver al mundo real, nos llevaron de regreso a culminar nuestro encuentro en compañÃa de buenos amigos y una alegre fiesta que casi tocaba a su fin.
A pregunta expresa: ¿repetirÃa>... un indudable ¡Si! (nomás que ya se fue por un rato con los monterrellenos, por lo que tendré que esperar, pero ya la recomendé con unos primos que tengo por allá, jeje)
Reciban Cordial Saludo
S.S.
K9
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