LA MENTADA ANA脧S... EL CIELO (Recomendaciones)
Cazarla fue un triunfo, hasta que al cabo de 4 largos timbres de espera respondi贸 su voz sensual en tono bajo: Evidentemente no estaba sola. Con un susurro me describi贸 el servicio y me indic贸 la zona. Con cierto recelo le pregunt茅 si estaba con un cliente. Se ri贸 y me dijo algo as铆 como 聯cuando trabajo apago el mundo exterior聰.
Me llamo la atenci贸n la ausencia total de acento franc茅s. Me explic贸 que es mexicana y el resto queda en el misterio. Que se cri贸 en M茅xico y no tienen nada que irse a hacer a ninguna otra parte.
Acordamos dos horas con todos los servicios. Me desplac茅 al Lua y de ah铆 le llam茅 nuevamente para darle el n煤mero de habitaci贸n. Lleg贸 con absoluta puntualidad 10 minutos despu茅s. Contra lo previsto se trataba de una chica vestida sencilla y sensualmente, de falda roja bastante corta y top de encaje. Su silueta espigada y bien torneada pese a ser bajita coronada por un rostro verdaderamente hermoso, mezcla uniforme de parisina y madrile帽a. Los ojos espa帽oles enmarcados por la piel blanca y en un fondo de cabello negro rizado me recordaron en conjunto un tiempo del que s贸lo tengo memoria por relatos: el Par铆s de la posguerra.
La tent茅 agresivamente acercando mis labios a los suyos. Con suave firmeza adelant贸 la mejilla y se puso ah铆 mi beso mientras lo correspond铆a. Sonri贸 maliciosamente y me dijo en franc茅s algo que alcanc茅 a traducir como 聯es lo 煤nico que no聰.
Convencido de que a la chica le gustar铆a llevar la batuta decid铆 tomar el mando y averiguar si en el sexo es tan dif铆cil someterla como en la disertaci贸n.
D贸cil y fr谩gil se dej贸 conducir聟 al tiempo que hall贸 resquicios para ejercer su mando. Tan poco a poco me fue ganando la partida que no puedo describir c贸mo me convert铆 en la merienda de una leona.
Bail贸 sobre mi cuerpo casi totalmente desnudo. Poco a poco se despoj贸 de sus escasas prendas y puso al descubierto mi ya para entonces firme y decidida virilidad. La cumbre del baile estuvo a punto de dejarme KO al primar round: su vulva, apenas cruzada por el hilo dental de su tanga humedec铆a mi pene con un suave movimiento de cadera.
- Para, que me vengo 聳 le dije
- No te apures, que puedes terminar cuantas veces quieras.
Y s铆, suspendi贸 el vaiv茅n s贸lo para meterse mi miembro en la boca. Lo envolvi贸 casi entero, lo rode贸 con su lengua que sub铆a desde mis test铆culos hasta mi glande. Con su saliva por lubricante me acarici贸 arm贸nicamente en movimientos de su mano a todo lo largo y cuando sinti贸 mi esfuerzo por contenerme 聳tal vez dije 聯espera聰- volvi贸 a abrir la boca y vi bajo mi barriga una ninfa devoradora de semen. Me exprimi贸 con su boca y sus manos y se tendi贸 a mi lado.
Repuesto a medias encend铆 un cigarro y le hice preguntas acerca de su vida. Me platic贸 lo que quiso y evadi贸 la mayor铆a. Me pregunt茅 de m铆 y me escuch贸 atentamente. Se re铆a cuando era pertinente, recordaba los datos necesarios y ten铆a respuestas parcas y sensatas cuando le ped铆a su opini贸n sobre alguna cosa. Se neg贸 a revelar su filiaci贸n pol铆tica, as铆 que arremet铆 contra todo ese gremio. Se limit贸 a decir 聯gracias a ellos nosotras somos gente de bien聰. Me gust贸 el punto de vista. Le pregunt茅 por qu茅 se dedica eso y me dio tres respuestas posibles para que yo eligiera. Un charla divertida con una chica inteligente y r谩pida.
Mientras convers谩bamos gir贸 los manerales de la tina. Con el agua tibia me condujo como ni帽o. Sus manos me lavaron con m谩s ganas de imprimir que de borrar sus huellas. Para entonces la partida ya era suya: mi erecci贸n era brutal, como si se tratara de la primera en mi vida. La saqu茅 en brazos, como buenamente pude, de la tina y la tend铆 en el sof谩 como ropa desechada聟 Fue idea suya esta frase, pues me dijo: 聯驴ya no te sirvo>聰 Nada m谩s lejano a la verdad: tras secarla y secarme con la misma toalla, bes茅 sus muslos y fui subiendo. Beb铆 su flujo tras percibir un olor limpio, sano y con perfume a hembra. Me mantuve lejos de su avidez decidido a causarle un orgasmo. Juro que fue real: nadie actuar铆a tan mesurada y precisamente el estremecimiento de una mujer tomada por el placer.
聯Empatados聰, le dije. 聯Empantanados聰, respondi贸 y me puso un preservativo al que unt贸 mucho lubricante. Sin mediar acuerdo se coloc贸 boca abajo en el colch贸n. 聯No me lastimes al entrar聰. Sabore茅 el poder que me conced铆a su confiada indefensi贸n. 聯Demasiado humano聰 entr茅 con suavidad hasta donde quiso llegar mi pene, mientras mi mano rodeaba su cintura hacia su pelvis y acariciaba con dos dedos su cl铆toris y deslizaba un tercer dedo por su vagina empapada. Musitaba cosas en franc茅s, casi inaudible, hasta que volv铆 a sentir su estremecimiento de gorri贸n atrapado. Y no quise vaciarme, as铆 que me sal铆 sin precipitaci贸n: ese cuerpo ya me era familiar y querido; no pod铆a dejarlo como si fuera un despojo. Su faz, ligeramente iluminada por perlas de sudor, se me mostraba de perfil con la boca entreabierta y los ojos entrecerrados. Vi placer en su expresi贸n y ella dijo que lo hab铆a.
Se volvi贸 lentamente y me sonri贸. Me quit茅 el preservativo y me estir茅 para alcanzar otro. Ella lleg贸 antes. Me lo puso y me abri贸 su cuerpo para lo que promet铆a ser el plato fuerte.
Si ella actu贸 聳cosa que dudo- es la mujer que mejor ha actuado ante m铆. Tuvo por lo menos tres orgasmos. Yo uno largo e intenso. Le sonre铆 a su rostro a煤n bello tras la batalla y encontr茅 una respuesta d茅bil de sus rasgos ahogados en placer.
Me quit茅 el preservativo y empec茅 a escribir mentalmente esta rese帽a en la que omito calificaciones por la simple raz贸n de que ser铆a puro 10.
Salut et merci, Ana茂s
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