Reseña Domadora del Invertebrado (General)
La contacté hace tiempo pero la neta no concreté nada hasta hace poco en que su agenda la traía a la capirucha. La esperé en el lobby del hotel y aunque tardó un poco, me entretuve con un libro de códices que bajé al celular (ese Tigran mamón). Estaba yo en los pictogramas cuando apareció una joven arreglada para una cita. Vestido a rayas blancas y azules, suetercito blanco, cabellera larga, rubia con cabello abundante. Qué bonita presentación, uno acostumbrado a las pandrosas de Twitter. Me saludó como si me conociera de toda la vida. Tiene un par de ojazos y sonrisa que “fractura las derrotas”. También, me sorprendieron las nalgotas. Ella me dijo que tenía buen frente porque lo que creí llegaría una desnalgada. En el elevador ni tardo ni perezoso le levanté el vestido y ausculté esas nalgotas. Traía un calzoncillo tipo culotte blanco.
Ya en la habitación, un chingo de besos apasionados. Aunque estaba recien bañada, se metió a enjuagar el sudor del camino. Claro, no perdí la oportunidad de darle una chupadita entre las nalgas, ya ven que tengo la fijación oral. Qué pinche cuerpazo natural.
Empezó la acción. Pausa para recibir las bebidas. Acción. Pausa para recibir los condones. Ahora sí a darle con seriedad. Le apliqué la rigurosa del monstro come panochas hasta que se puso colorada y apareció una perlilla de sudor en su rostro. A mi me encanta que suden un poquito porque tengo la impresión de que estoy haciendo bien la chamba.
También tiene vocación de fakir y mago. Se engulló al Catador de vaginas (Player12 dixit) de un bocado hasta el fondo. Lo desapareció sin lagrimitas en los ojos.
Procedimos a la acción. Patitas al hombro, besos. Piernas muy abiertas. La arrastré acostada boca arriba hasta la orilla de la cama para poder ponerme de pie y darle duro y mancizo. Después perrito planchado hasta terminar. Acto seguido, nos acurrucamos, harto beso y comenzamos a platicar de todo un poco.
Habla hasta por los codos. Me encantó porque yo soy de ese estilo y la plática fluyó de pocas tuercas. La neta no me quería separar de este Bombón pero una masajeada de clítoris no le cae mal a nadie y quería verla retocerse un poco, enfundar de nuevo al Catador y sambutírcela de nuevo, ella acostada boca arriba, piernas levantadas y juntas. Este segundo número fue más breve pero con frenesí, jajaja.
Se nos había pasado el tiempo volando. Nos dimos una ducha y nos despedimos.
Abusados, pónganse truchas, alerta, Achtung. Si conocen a la Domadora, le van querer poner casa aparte. Sobre advertencia, no hay engaño.
Felices brincos canijos.
El siempre humilde, Tigran Petrosian.
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