Me encuentro con el gusto de escribir una vez queridos amigos foreros, no sin antes expresar que es una pena que la violencia que vivimos en otros entornos ahora se traslade también a lugares como nuestro foro, en donde recuerdo que el objetivo principal NO ES PELEAR, es hablar del sexoservicio y las experiencias de los usuarios respecto a las chicas que contratan.

Me pasó algo diferente hace unos días…

Recibí una llamada de alguien para pedir informes, preguntó si podía darle: “Un masaje a una amiga”. Respondí que sí y al cabo de un par de días volvió a llamar asegurando que el servicio sucedería en el Hotel Camino Real de Polanco. Un día después volvió a llamar y seguimos con los detalles.

Llegó el día y me mandó las coordenadas de aterrizaje, cuando llegué a la suite los encontré:
A él completamente vestido y a una bella mujer morena de ojos verdes que solamente tenía ouesta la bata de baño y no dejaba de mirarme como yo si fuera el más raro de los bichos.

A pesar eso y de lo peculiar que puede ser interactuar con dos desconocidos, no pude dejar de sonreír para mis adentros pues era tan guapa que me sentí llena de suerte como niña en la feria.

Luego de un rato de plática y una bebida en la estancia para romper el hielo, pasamos a la habitación en donde me encontré con una cama de masaje profesional. Para mí fue una sorpresa que en verdad quería un masaje…

Saqué mi aceite favorito… y después de unos minutos de instalar todos mis enseres para crear la atmósfera, ella se acostó boca abajo y comencé el masaje, en esa postura se veía su breve espalda y su lindo trasero que para fortuna mía estaban trabajados en el gimnasio.

Él se quedó un poco atrás, dijo que estaría sentado en la estancia para escuchar…

Comencé el masaje un poco tímida pues cuando él me llamó me comentó que era la primera vez que su amiga estaría con una mujer, que tenía la inquietud de vivir cosas y que él quería que yo la llevara lentamente a un final feliz lleno de placer.

Me sentí con mucha responsabilidad, al mismo tiempo profundamente halagada por el evento, así que traté de hacer lo mejor que pude mi parte, mientras le daba el masaje yo veía como ella se estremecía cuando me acercaba a sus nalgas, así que poco a poco puse mayor empeño en sus muslos que muy despacio fui separando para llegar a lo más íntimo. Las velas ardían y aquel sonido de agua cayendo nos transportó a otra parte mientras mis dedos se acercaban cada vez más a una guarida jamás explorada por otra mujer, puse una toalla bajo sus caderas logrando mejor postura para ambas, yo estaba tan concentrada que ignoro cuanto tiempo llevaba él mirándonos orgulloso desde la puerta.

Pude percibirla ávida de vivir lo que le estaba ocurriendo, su cuerpo estaba lleno de aceite y mis manos resbalaban a través de sus formas deseosas de sentir caricias femeninas, así llegué al rincón más profundo de su nido húmedo y al sentirlo tan caliente yo también comencé a lubricar de una forma especial, nada podía detenernos, sus gemidos fueron la clave y me marcaron el camino que la llevaría a su propio éxtasis.

Fue una gran experiencia, en donde todos quedamos muy satisfechos de nuestro trabajo en equipo.

En definitiva, lo que no voy a olvidar jamás es cuando me estaba retirando, ella me miraba agradecida y diferente…

Besos, Afrodita