Acabo de colgar con un buen amigo que estaba instalado y me llamó para preguntarme cuanto debería ser el tiempo pertinente para esperar a la chica que llamó.

Cuando me lo dijo, en el acto eché atrás la película de mi vida y me empecé a reír con algo de nervios, recordé a mi abuelita… (Aquella hermosa mujer de origen alemán de la que ya les he contado antes) platicando a sus nietos en la sala de su casa, sobre la importancia de la puntualidad y lo que demostraba de cada persona.

Me quedé en blanco unos instantes... luego pasé a otra imagen más amistosa, recordé a un brillante amigo matemático, que nunca he visto sobrio… y que todo lo explica con arrabaleros teoremas como el siguiente:

“Seguramente el tiempo de espera para que una chica llegue al servicio, es directamente proporcional a el grado de calentura que tengas ó al grado de "buenés" de la vieja en turno. Así mismo, dependerá también de: Si es la primera vez que estás con ella ó ya has estado con ella con anterioridad”.

Después de decírcelo a mi amigo, soltó una carcajada agradeció y haciendo hincapié en la claridad de mi respuesta me comentó que le había hecho un regalo al liberarlo de pensar en el tiempo idóneo para el arribo de la chica.

Ahora que lo escribo para contárselos, me sorprendió, pues creo que esta fórmula le encantaría hasta a mi amigo el matemático y en verdad es bastante útil en la praxis.

¡Lindo viernes, Afrodita!