como corresponde a una sociedad de herbÃvoros cuyas normas de conducta giran todas en torno a la mansedumbre. Es ese nuestro ideal de conducta ya desde la Creación en el ParaÃso terrenal. En el mundo idÃlico recién creado y todavÃa sin malear que nos pinta el Génesis, todos los animales eran herbÃvoros. Para comer, no era necesario matar; no habÃa justificación, por tanto, para ningún género de violencia.
Es esencial para decidir si se educa en la violencia o en la mansedumbre, decidir previamente si la doctrina y la instrucción que se imparte tiene como objetivo formar buenos dominadores, o si por el contrario lo que persigue es educar para la sumisión y la resignación. No se puede diseñar un mismo proyecto educativo para carnÃvoros que para herbÃvoros. Los sistemas educativos para herbÃvoros niegan, proscriben y denuestan todo género de violencia.
Si no somos herbÃvoros, ¿por qué nos han de educar y adoctrinar como tales? A quien agrede, no se le puede argumentar eternamente con palabras.
agur (pero menos a los putos)