"Ahora cada vez que veo una vaca me acerco y pongo mi nariz en la mierda para acordarme de ti."

Esa parte me mató de risa!
Ahora sé que las cojas son buenas para el sexo

En uno de los muchos empleos que he tenido, esta vez en un poblado bastante pequeño, como instructor de física básica y sistemas, en un programa del gobierno para quienes no cuentan con recursos para terminar sus estudios básicos. Las clases las daba los fines de semana, sábado y domingo por lo que viajaba desde la ciudad a dos horas de viaje en auto. Me quedaba a las afueras del pequeño poblado en la casa de los abuelos de un familiar, casa que solo visitaban alrededor de una vez al mes, el resto del tiempo permanecía deshabitada. Llevaba ya algún tiempo dictando clases, entre otras cosas algunas de las estudiantes, aunque del campo estaban como querían. La casa en la que me quedaba esos fines de semana quedaba a unos quince minutos de camino, faltando unos cinco minutos para llegar a mi casa, vivía una familia, amiga de los abuelos dueños de la casa donde me quedaba. la pareja de esposos tenía dos hijas: la mayor con 18 años cumplidos y con un defecto en una de sus piernas la cual era más larga que la otra por lo que cojeaba al caminar, de estatura media 1. 60 cm. Creo, cabello negro, hasta la mitad de su espalda, ojos negros, de contextura delgada, piel de color canela y no muy agraciada. En realidad, era más bien fea, nada apetecible y su cociente intelectual era muy bajo… era algo pendeja…. su hermana la menor era más alta, de piel blanca y cabello rubio, tampoco muy bonita, pero igual de pendeja. Esta familia se encargaba de cuidar la casa y ver dos vacas que tenían los abuelos, así que iban dos veces al día. Algunas veces iba la madre. Otras veces iba una de las hijas. Hacía tiempo que no tenía nada de sexo y me estaba haciendo falta, así que empecé a ver bonitas a las hermanitas. Quería con la rubia, pero nunca estaba cuando ella iba a ver las vacas. Casi siempre me encontraba o con la madre o con la coja. Un día me encontraba en la habitación que daba al patio, pues son casas construidas en forma de L. En dos bloques y un patio en medio. Vi a la coja pasar por el patio para ir al potrero en donde estaban las vacas. Me saludo al verme en la habitación pues tenía la puerta abierta. Conteste el saludo sin ponerle mucha atención, estaba concentrado preparando la clase del día siguiente. Al volver, la coja entro a la habitación preguntándome por lo que hacía y tratando de entablar una conversación conmigo, a lo que contestaba con alguna pendejada para que me dejara tranquilo. La coja me pregunto que si podía ayudarme y hacerme compañía pues estaba aburrida y quería hacer algo diferente. Entonces me di cuenta que lo que quería era coger conmigo, así que la mire da arriba abajo sin mucho convencimiento ni deseo, pero me dije…peor es nada… así que se sentó a mi lado pretendiendo estar interesada en lo que yo hacía, deje a un lado los libros y le pregunte si tenía novio. …NO… me contesto, ….eres virgen? …pregunte. …no…. ya lo he hecho un par de veces…… contesto, “ y te ha gustado?.... me miro sonrojada y contesto con una risita pendeja….jijijiji…. “así que ya conoces los penes”….jijijiji… respondió. ¿¿Quieres ver el mío?? Pues estaba mirando mi entrepierna. ….jijijji….¡¡bueno!!….. contesto. “Pero si tú me enseñas tu vagina”. …¡bueno!... así que baje mi pantalón hasta las rodillas y saque mi pito, aun no estaba erecto, no estaba tan entusiasmado. “ te toca…. Ponte de pie y muéstrame lo tuyo” se levantó de la cama; tenía una falda ancha y larga que llegaba casi hasta el tobillo, la cual se subió hasta la cintura y bajando un poco su calzoncito con la otra mano me enseño su peluda panocha. Perdí más el entusiasmo y mi pito parecía querer esconderse entre mi culo para evitar esa desagradable follada. “quítate la panti”.. le dije. Obedeció de inmediato. Le pedí que se sentara junto a mi lo cual hizo. Tome su mano.. algo áspera… y la puse en mi pito, inmediatamente empezó a masturbarme. “alguna vez la has mamado” …jijjiji….. no…. “pruébala… sabe rico”. Se agacho un poco, poniendo mi pito en su boca dándole un besito. Recogí su abundante cabello para ver como lo hacía y si era preciso darle indicaciones, lo cual tuve que hacer pues era algo torpe y me lo mordía con sus dientes chuecos. No tardó mucho en aprender…. No era tan pendeja después de todo…. Hasta lo hacía bien por lo que mi verga se enderezo con las tremendas succionadas que le daba, tuve que detenerla porque estaba a punto de hacerme venir, lo cual no me parecía una mala idea, pues no me entusiasmaba mucho la idea de meterlo en esa selva de pelo y por lo que deduje con un muy escaso habito de aseo, pues su aroma no muy femenino se confundía con el olor a mierda de las vacas. Lo que me ponía algo cachondo era verla con su falda recogida (me excitan muchos las hembritas con falda, sobre todo colegialas), enseñando sus largas piernas que era lo único bonito que tenía, pues acostada no se notaba su defecto. Hice que se recostara sobre las almohadas con sus piernas abiertas. “metete el dedo y acaricia tu clítoris” le dije. Creo que no sabía lo que era el clítoris porque se metió el dedo hasta donde le cupo. Le pedí que se quitara la blusa, algo sucia debido a las labores del campo. Se la quito junto con el sostén gastado de tanto uso. Sus senos si estaban buenos. Dos limoncitos bien formados y paraditos. Me acerque para tocarlos y pellizcar con suavidad sus pezones. “ te gusta”… le pregunte. ….Si…. decía mientras movía sus dedos dentro de su panocha. “quieres probar mi verga en tu vagina?”... si…. Contesto. ….no halaba mucho la niña….así que abrió bien las piernas esperando ser penetrada, me acerque tratando de olvidar el olor de su cuerpo a vaca revolcada. Apoyado con las dos manos en la cama y a ciegas busque la entrada de su panocha. Mi verga encontró la entrada, pero no podía meterlo, al intentar hacerlo, se salía. Intente varias veces en meterla, pero sin saber porque, no lo lograba, tuve que tomarla por las nalgas y jalarla hacia mi quedando tumbada totalmente en la cama, levante un poco sus piernas y totalmente abiertas, tomé mi verga con una mano y lo introduje de un solo golpe, la niña se estremeció al sentirla toda adentro, pero más me estremecí yo al sentir lo que sentí. ….Su panocha tenía perrito….. sentí que me succionaba la verga y se sentía bastante caliente, al sacarla y volver a meterla sentí como me succionaba de nuevo como una atracción magnética mi verga se perdía en ese monte peludo. La niña comenzó a moverse hacia arriba y abajo y a contonear la cadera, a medida que lo hacia mi verga, toda adentro, era tomado por sus labios internos y succionado hacia el fondo de esa caverna llameante pues en realidad se sentía demasiado caliente, un calor muy excitante y con sus movimientos torpes pero certeros y creo que, debido al defecto en sus piernas, su panocha estaba algo inclinado también, no era una panocha normal, creo que por esto se sentía esa succión tan existente y mortal. Nunca había sentido algo así, no dure un minuto sobre ella cuando sentí explotar mi verga entre su panocha ardiente y toda mi leche quedo dentro de ella. Por mi expresión, mis gestos y mis gemidos ahogados en mi garganta sin dejarlos salir, ella se dio cuenta que ya había terminado. Pero se seguía moviendo de una forma brutal, apretándome las nalgas hacia su sexo. Yo seguía sintiendo esa succión tan demoniaca como queriéndose tragar mi verga entera pero tan calurosamente excitante. No aguante más y tuve que sacarlo. Me aparte, quedando sentado frente a ella. Con una cara sonriente pero insatisfecha. …..LE GUSTÒ?.... me pregunto. …..¡¡¡¡fue el mejor palo de mi vida!!!!….pensé y también el más corto, no duro más de un minuto. “Que carajos tiene en esa panocha” me preguntaba, es la mejor que haya probado, hizo que me olvidara por completo de su edor y su rara belleza. Me hizo sentir tan bien que definitivamente me la quería coger de nuevo. Le pregunte que si nos bañábamos juntos.. ….En el arroyo?.... me contesto. no lo había pensado así. Pensaba llevarla a la ducha, pero fue una buena idea la que tuvo la niña. Bajamos al arroyo a unos treinta metros de la casa lejos de alguien que nos pudiera observar. Bajamos desnudos con dos toallas en la mano y algo de jabón y una cuchilla de rasurar. …..Ya se imaginaran para que….. así es…., le rasure su panocha alienígena, al principio ella no quería, pero la convencí. Quería ver esa grandiosa panocha sin un solo pelo encima. En realidad, si la tenía algo desviada de la posición normal estaba como de medio lado debido a su forma de caminar pues recostaba el cuerpo hacia un lado como para disimular la cojera, lo que era inútil, pero así consiguió sin querer, que su coñito tomara una forma y ubicación perfecta entre sus piernas desproporcionadas. …..ya quisiera que mi mujer fuera coja…..que cogidón…. Después de depilar su coñito que en realidad me tomo bastante tiempo, y de lavarla con agua y jabón de pies a cabeza incluyendo su ojete pues también quería probarlo, en una piscina natural en el arroyo. La recargue contra una roca ….lisa por el efecto del agua…. Así que era muy cómoda. El agua del arroyo nos llegaba hasta la cintura. La tome por las nalgas y abriendo sus piernas buscando penetrarla de nuevo, esta vez ella tomo mi verga en sus manos y se lo introdujo, comencé a meter y sacar aumentando el ritmo cada vez más, pero al sentir esa tremenda succión que su vagina ejercía sobre mi miembro, tuve que sacarlo para no correrme tan rápido, quería compensarla por la exquisita cogida en la cama. Así que le pedí que se sentara sobre la roca para comerle su coñito, “te han lamido alguna vez el clítoris” pregunte… No….respondió. “pues te va a encantar” a lo que abrió con entusiasmo sus piernas dejando en frente de mi boca su recién depilado huequito. Se la chupe con gusto ya que estaba recién bañadita, ella se estremecía de placer no la había escuchado gemir hasta ahora. Hice que se corriera a punta de lengua y dedo, gemía y temblaban sus piernas, yo podía sentir las contracciones de su panocha durante el clímax. Luego la baje hasta mí, ella quiso besarme, pero su boca poco aseada y sus dientes chuecos me lo impidieron, así que bese su cuello y le di la vuelta quedando de espaldas a mí. Introduje mi pene con su ayuda en su chochito solo por un momento, para buscar luego meterlo en su culito, hice que se agachara un poco y buscando su ojete con mi verga a lo cual ella colaboro sacando sus nalgas hacia mí, le metí la punta, luego un poco más, y más hasta entrar del todo, por lo que me di cuenta ya antes se lo habían metido en el culito porque no se quejó mucho y por el contrario empujaba su culo hacia mí para tenerlo más adentro. Se lo metía y sacaba con fuerza y rapidez, estaba muy caliente, ella gemía respondiendo …..sí….cuando le pregunte si le gustaba. Se la saqué y me senté en otra roca más baja, ella se sentó en mi verga metiéndola en su panocha y comenzando a moverse de una manera espectacular. Sentía de nuevo esa excitante succión en mi verga. Mientras chupaba sus tetitas paradas. Ella se apoyó en mi cuello y cada vez con más fuerza. No puedo describir lo que sentí, solo me vine, no disimule mis gemidos y gritaba como una puta en celo, la apretaba contra mi cuerpo y ella se movía con más fuerza, yo estaba en la gloria.. ella me tomo de la cara y besándome, metió su lengua en mi boca mientras yo le dejaba toda mi leche en su deliciosa panocha. No me importo su mal aliento ni sus dientes chuecos y amarillos, la bese con tanta pasión como creo que no bese a nadie más. Me deje caer de espaldas sobre la roca y ella continuaba moviéndose hasta que exprimió la última gota de leche que quedaba en mi agradecida verga. “quédate ahí” le dije cuando intento levantarse para dejarme tomar aire. Yo no se lo quería sacar. Ella se recostó sobre mí, diciéndome que le gusto hacerlo conmigo. Después de un rato volvimos a la casa. Se vistió y se fue a su casa con su marcada cojera, levantando medio culo a cada paso que daba. Pude después de esto buscar alguna otra chica en ese poblado para coger, pero no lo hice. Ella iba todos los días a ver el ganado y después nos revolcábamos en la cama, en el arroyo o debajo de un árbol sobre la hierba; dejándome devorar por su panocha irresistible. Gracias mi coja “bella” por esos palos maravillosos. Ahora cada vez que veo una vaca me acerco y pongo mi nariz en la mierda para acordarme de ti.