Cuento una aventura parecida. Omito el nombre de esa dama, porque debería ser ella como Catalina a la que no tengo el gusto de conocer, quien lo expusiera.
Cuando acordábamos por teléfono honorarios, hora y lugar. Se despidió diciéndome nos vemos “traigo un orgasmo atravesado” No hice caso a su comentario. Nos encontramos por cierto que ella llegó al mismo tiempo que yo al “cinco letras “ cuando en ocasiones se tardaba hasta media hora en arribar.
Sin considerar aquello del orgasmo atravesado, inicie la actividad con un gran beso y ya desnuda ella y yo en calzoncillos le di besitos por todo su cuerpo, recorriendo su geografía como diría la letra de la canción. Su piel se ponía “chinita” y de repente me quitó el calzón y me dio una soberana mamada que yo le regresé escuchando gemidos y señales de estar gozando a placer ese lengüeteo.
Me insistía más , más dame más hasta que me dijo ya póntelo y dame, dame. En el acto lo hice y la penetre despacio recorriendo suavemente su vagina hasta donde podía llegar. Sus exclamaciones indicaban el soberbio momento que vivía y por supuesto yo también.
Terminamos muy sudados nos bañamos y regresamos a la cama. Al preguntarle si había desatravesado su órganos me dijo que si. Pero lo que siguió me impactó más y siempre lo tengo en mente “ustedes los clientes hagan con su dinero lo que quieran, nosotras con nuestro cuerpo lo que nos venga en gana”