Aclaro que son personales, aunque estoy seguro que coincidiremos.

Puntualidad. ¿Cuánto es lo correcto esperar? De verdad, a veces uno va con el tiempo medido y hace las gestiones con tiempo, en mi caso, no menos de dos horas de antelación. Se entiende que la ciudad es un caos y que a veces moverse de un lado a otro es difícil, pero tampoco es justo esperar tanto tiempo. He llegado a esperar hasta una hora nada más porque ya pagué la habitación, pero eso reduce lo que uno ya tenía planeado. El típico mensaje de "estoy a cinco minutos", no hace más que enojar más.

Las que cobran todo extra. Hay algunas chicas que son all inclusive y en su arancel ya incluye todo; por supuesto, a veces uno anda con gustos muy específicos y en ese caso, se pregunta y se llega a un acuerdo. Pero varias veces me he topado con que en la descripción dicen algo y en el momento ya piden extra de todo, lo cual es un desgaste.

Las intocables. Seguro se an topado con alguna chica que les dice no aprietes, no muerdas, no jales, no metas, no toques; una vez me tocó una que solo quería hacerlo de una forma para que "no la despeinara" y otra que solo aceptaba una posición porque "le molestaba el sudor". Claro, de nueva cuenta uno debe ser empático y saber que la emoción puede ponerte intenso o que no todas les gusta y quizá debas moderarte. Pero esto es como fútbol, un juego de contacto; al final, se crea una dinámica que ambas personas entienden y es posible disfrutar. Así como hay chicas que les encanta las nalgadas y los jalones, hay quienes son sumamente delicadas. En ambos casos se respeta, pero la mamonería de decir que no prácticamente a todo es enervante.

Las amantes de los filtros. En casi todos lados, las fotos tienen filtros o están retocadas, se sabe. Aun así, el ojo se afina y sabe mas o menos qué esperar. Sin embargo, a veces es tan exagerado el uso de los filtros que prácticamente llega una persona diferente que no corresponde ni a edad, ni a complexión, ni a nada. O bien las fotos sí eran, pero de hace 20 años o 20 kilos. Por supuesto, pasan esas sorpresas en donde las fotos no hacen justicia y es mucho, mucho mejor en persona. Sin embargo, creo que la sinceridad es fundamental; al final, siempre hay un roto para un descosido.

Las "maestras". La actitud de "es mi chamba y yo sé cómo hacerlo" es nefasta. Me he encontrado con esa arrogancia, que no se esperan a saber qué quieres o bien, no se presta al juego. Ya tienen su rutina, que en la mayoría de los casos les funciona (supongo), pero que, cuando uno es más exigente o trata de disfrutarlo a su propio ritmo y modo, nada más no funciona. Esto se trata de un intercambio, de un juego de estrategia si quieren verlo así, saber qué mover y cómo avanzar. Y es espantoso, cuando ya traen su rutina hecha y no quieren salir de ahí.

Las que llegan puestas. Ya sea por alcohol o por otras cosas, es bien feo. No solamente huelen mal, hay un desempeño pésimo. Y eso le quita la magia al encuentro.

Seguramente ustedes tienen más que decir. Saludos.