LA ADICCIÓN DEL PEREGRINO (Recomendaciones)
Me confieso, soy un adicto, ¡pero que rica y maravillosa adicción!
En dÃas recientes celebré mis 15, mis 15 encuentros con Sassha, y como todos los anteriores lo disfruté al máximo.
Se me ocurre pensar que en esto de esperar y luego gozar de la compañÃa de Sassha, hay un corolario Einsteniano involucrado, pues en la espera el tiempo se dilata y en el disfrute se contrae, fluye más rápido.
Sin embargo, el placer inicia desde la espera, espacio que ocupo para imaginar la ruta que seguiremos para llegar al clÃmax, observar la habitación y trazar un itinerario: la orilla de la cama, el sofá, frente al espejo, en el jacuzzi, etc. Por lo regular este plan no se cumple, pues se rinde ante la espontaneidad de las ocurrencias de mi Sassha.
Al fin escucho que toca la puerta, abro y la habitación se inunda con su presencia. Primero veo su lindo rostro que dibuja una sonrisa que me desbarata, besito y apretado abrazo para saludarnos. Enseguida me doy cuenta que trae una minifalda gris con puntitos blancos que no hace mas que resaltar sus magnÃficas piernas. Llega la música y bailamos, más muchos más besos, mis manos en su cintura a punto de viajar un poco más hacia el sur. Al oÃdo le susurro que esa falda es una invocación al pequeño perverso que hay en mÃ, sonrÃe, mis manos se llenan de ella, un dedo travieso encuentra un hueco húmedo y se desliza dentro. Me dice, me voy a montar, y la cargo, no paramos de besarnos, me pregunta ¿te peso>, le respondo que la cargarÃa para siempre.
Mas baile, la ropa se va poco a poco, me siento en el sofá, atrás de mi hay una ventana cubierta por las cortinas. Más besos, mi corazón se acelera, es el turno de su boca de viajar hacia el sur, un poco más abajo de mi Ecuador y allà acampa por unos deliciosos minutos.
Nuevamente de pie nos abrazamos, le beso el cuello y me dice que siente cosquillas, yo insisto y ella cede. Su escotada y corta blusa se va, sus pechos erguidos me reclaman y yo me nutro con ellos ¡que delicia!
Sobre la cama, su boca vuelve a atrapar mi virilidad, ambos nos vemos en el espejo. Ahora ella está sobre de mi y yo dentro de ella, veo su gesto de placer y acaricio sus pechos y me deleito con su plano y suave abdomen, me da la espalda y gime con fuerza, sus movimientos son verticales y luego cambian a circulares. Gira y me invita a regresar al sofá, la lleno por detrás y grita, abre las cortinas y el atardecer nos mira, nuestro cómplice mudo. Me siento en el sofá y ella hace gala de su flexibilidad y fuerza con varias posiciones. Estoy tremendamente excitado, al mismo tiempo quiero terminar y continuar con el placer, ella no deja de gemir, de gritar. Al fin no puedo más y apoyándome en sus exquisitas nalgas, doy las últimas estocadas y termino, estoy sudando. Ella me dice que tuvo un orgasmo cuando estaba apoyada en el sofá. Nos recostamos en la cama, apenas ha terminado el primer round y casi ha pasado una hora y estuvimos juntos mas de dos...
Ya contaré del segundo round.
Saludos cordiales al foro.
El Peregrino




