¿Alguna vez se han puesto a escuchar como si estuvieran fuera de la escena cuando están en la cama>

Esto es un ejercicio interesantísimo pues siempre nos lleva a conocernos mejor, a depurar nuestras técnicas amatorias, a crecer en equipo, a proporcionar más placer a nuestra pareja y a ser mejores para recibir lo que deseamos, ‘hacerlo’ se vuelve como una visita guiada. ¿Quién puede saber mejor que nosotros mismos en donde hay que recibir estímulos y en que intensidad para disfrutarlo más>

Aquí es donde los gemidos hacen del evento un deleite y son importantísimos de escuchar. Por desgracia los hombres reprimen más esta área y son menos expresivos, sin pensar que esto a las mujeres simplemente ¡nos encanta!

Como casi siempre, hoy hablaré por mí, creo que cuando una mujer gime es que ‘siente algo’ que con palabras está lejos de expresar. Pero a veces me parece que hay quienes gimen de más… cuando esto pasa se vuelve el ruido de fondo que según yo es más molesto que los sonidos de una línea sucia al hablar por teléfono. Acaba por ser de mal gusto y lo único que logra es que uno busque inconscientemente la oclusión para no distraerse.

Considero que gemir es algo que si no es real a mi me desconcentra, personalmente agradezco mucho más el silencio amistoso y contengo mis sonidos al máximo y no por eso me estoy reprimiendo, pues solamente cuando es algo que verdaderamente me rebasa creo que vale la gracia de gemir, gruñir o hasta gritar si es necesario ya que todos estos actos implican entrega.

Para mí es mucho más poderosa la mirada lasciva a través del espejo o de frente, siento que, sin minimizar al gemido y demás sonidos que se pueden interpretar como fingidos, comunicarse con los ojos es mucho más excitante, genuino y difícil de conseguir.

En otras variantes y canales de comunicación, decir en voz alta todas las cosas que uno siente es fantástico y estimula otras vías de placer… Pero de eso platicamos otro día. ¿OK>

A ustedes ¿Que les gusta más>

Besos, Afrodita