el espejismo de la crisis mundial (General)
LA CRISIS SEGUN LOS APACHES
A la sentida muerte de Pluma blanca, la trÃbu se dio a la compleja tarea de seleccionar
a un nuevo jefe. El nombramiento recayó sobre un joven piel roja imaginativo y pragmático.
que daba la impresión de no tenerle miedo más que a tener miedo.
Se aproximaba el invierno y era menester realizar los preparativos necesarios para garantizar
la supervivencia de la trÃbu. El consejo de ancianos llamó al novel lÃder para coordinar los esfuerzos y asegurar
que el pueblo contara con todos los recursos necesarios para enfrentar las inclemencias de la temporada.
El decano del consejo lo llamó y sin mayor preámbulo le pregunto: “¿ Qué tan frÃo será el invierno>“
El flamante jefe ladeó legeramente su penacho y con toda calidez respondió que todavÃa no adquirÃra
los conocimientos de sus antecesores como para dar una información precisa y concluyente. Ofreció
a cambio y con toda humildad diregirse al servicio meteorológico a realizar las consultas del caso.
Tomo su caballo pinto y salió disparado hacia la montaña vecina.
Sin mayor protocolo preguntó al director del centro regional del clima que tan frió serÃa el
invierno. “Seár un invierno muy crudo, jefe“ , respondió con gran seguridad el funcionario, sin
siquiera consultar sus notas o hechar un vistazo a los monitores que cubrÃan las paredes de la
estancia.
Regresó a galope tendido a la aldea para comunicar lo que se le habÃa informado. Ni tardos ni perezosos.
los apaches tomaron hachas y remolques para cortar la leña necesarÃa que les permitiera enfrentar la
temporada invernal . A los pocos dÃas habÃan formado un montÃculo de leña de la altura de un tippee.
No habÃan terminado de almacenar los troncos cuando el Decano del Consejo de ancianos ya estaba
preguntando de nuevo : “¿Pero, de verdad, qué tan frÃo va a venirse el invierno>“ El joven jefe comprendió
de inmediato la inquietud del veterano y sin perder un instante tomó nuevamente el camino del centro
meteorológico.
frente a la misma pregunta, el director del observatorio climático, sin quitar la vista de un periódico
que leÃa plácidamente respondió lacónicamente: “este invierno será mucho más frÃo de lo que calculábamos“.
Con el corazón agitado, el jefe fue a transmitir esta nueva infomación a su pueblo. Con ánimos renovados,
la trÃbu se dio a la tarea de producir más leña hasta desbordar, esta vez, todos los almacenes de la aldea.
Mientras tanto, el anciano miraba la forma de las nubes y la manera como el viento mecÃa al Tótem principal
del villorrio. Aunque notó que la gente estaba cansada, decidió llamar una vez más al joven jefe de la
trÃbu. Con una simple mirada, éste comprendió que nuevamente deberÃa ir a la montaña vecina a consultar
a los expertos en el clima. A su llegada, el director del centro lo esperaba en la puerta y sin esperar siquiera
a que bajara de su montura le dijo al apache: “Jefe, le tengo noticias, este será el invierno más helado del que
se tenga memoria“.
Al dar esta noticia a sus hermanos indios, toda la población se lanzo al monte a tumbar los árboles más gruesos
y robustos. Talaron frenéticamente hasta formar un auténtico cerro de leña para enfrentar la crudeza de ese
invierno sin precedentes que se avecinaba.
Mientras tanto, en la montaña de al lado se desarrollaba una reunión de emergencia entre los cientÃficos del centro
de observación climática. Uno de ellos, rascandoce la barba, preguntó sin miramientos al director: “¿Como puede estar usted
tan seguro de que este será el invierno más frÃo de la historia> Esa es una afirmación por demás temeraria“, El director no perdió
el aplomo. Respondió sin dejar espacio a la duda:“¿Que acaso no han visto la cantidad de leña que están apilando los indios de al lado>“
Cualquier semejanza con la forma como ha estallado la crÃsis económica mundial, es mera coincidencia.
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