Que experiencias Carolina y Tamara, Xtreme por la excelencia (Recomendaciones)
CAROLINA, EL HADA DE NIEVE...
Fiel a mi costumbre llegué a Hamburgo puntual a mi cita, las 10AM del miércoles, el acceso fue rápido y la puerta del templo se abrió, ya estaba CAROLINA, cualidad que le admiro sobremanera, en breves instantes me llevó consigo a la sala de reuniones, vestÃa un short diminuto color cielo que permitÃa admirar sus muy agraciadas formas y una blusa sin mangas color nieve ceñida a su silueta, su cabellera azabache perfectamente alaciada y con el largo preciso, era el contorno de un rostro de Hada, se retiró momentáneamente en tanto llevaba a cabo el protocolo de PC, arribó sonriente y con una pequeña caja en su mano derecha, la hora de la verdad, en este caso me aplicó aceite para deslizar sus manos y brindarme relajación, toda ropa fue retirada a excepción de una ligera prenda de algodón, dialogamos tranquilamente hasta que empezó a seducirme, sus manos, sus labios, sus roces eran muy insinuantes, sentir su respiración cerca de mi oÃdo, el contacto con su piel, me conquistó, di vuelta a mi cuerpo para apreciar en el mejor ángulo aquella Hada que me acompañaba, bebà el néctar de sus labios, aunque breve, muy sustancioso, nos encontrábamos como las figuras en la baraja, acarició mi falo con maestrÃa otorgándome un felatio memorable, asà mismo trasladé mis labios a su capullo con la intención de ser recÃproco, ella optó por colocarse sobre mà en un número divisible entre tres, durante unos instantes sentà el calor de su boca a la vez que lo delicado de su fruto, cambiando las acciones viró longitudinalmente 180° y se elevó en un ángulo recto, mi extensión media se perdÃa y aparecÃa de un delicioso portal de la cuarta dimensión, ya no era dueño de mis actos, ella llevaba la batuta, con ligeros cambios lograba provocarme sensaciones cada vez más intensas, cuando el torrente cálido amenazaba con salir, ella se recostó sobre mi pecho y percibà el latido de su corazón, agitado, acompasado, no pude más, asà nos quedamos unos minutos, los pulsos se regularon, las respiraciones alcanzaron estabilidad y comencé un camino con mis dedos a los largo de los músculos que cubren su columna vertebral, se sentÃa algo tensa, por ello la convencà de que me brindara la oportunidad de eliminar o mitigar sus contracturas, me lo permitió, su espalda tersa fue mi esclava por unos momentos, su cuello mi rehén y todo lo demás, solo huéspedes en mis retinas. El tiempo llegó a su fin, se vistió, se despidió y me harÃa el favor de darle aviso a Alejandra, sin embargo, no fue asÃ... CAROLINA, gracias, muchas gracias...
TAMARA, AMAZONA DE FUEGO...
Tras la salida de Carolina, fui a darme una ducha y alistarme para recibir a Alejandra, cuando abrà la puerta de la regadera, estaba una bella mujer de piel morena lavándose los dientes, la saludé cordialmente y me retiré, quién será, me pregunté internamente, ensimismado en mis pensamientos dentro de la cabina, apareció Carolina con la mala noticia de que Alejandra no irÃa, de nuevo el destino en mi contra, sin embargo mencionó que estaba disponible Tamara, si deseaba podÃa presentarse, accedà gustoso, los pocos segundos emergió una Amazona de piel canela deliciosa con una bella sonrisa, soy Tamara, emitió, no lo podÃa creer, era la mujer que me habÃa asombrado en el baño, bienvenida, yo ya estoy listo y sólo faltas tú, pactada la reunión, fue por sus aditamentos, no tardó mucho, quieres un masaje me preguntó, por supuesto le respondÃ, excelente, te lo voy a dar de pies a cuello, me agradó la idea, su blusa rosa y la falda de mezclilla que portaba, fueron removidas, su piel me encantó, además los estragos de la playa, se hacÃan notar en los cambios de tono en zonas de restricción, su cuerpo totalmente natural simulaban a la Diana Cazadora, sus piernas delineadas, sus caderas emblemáticas, su vientre prodigioso, sus firmes senos coronados por dos frambuesas de sabor exquisito, su cuello fino, su rostro angelical y su mirada enigmática, me embelesaron al máximo, además de buen gusto en la selección de prendas Ãntimas color pasión, un trato de lo mejor y una conversación nutrida, le dan tantas cualidades, sin embargo, no es todo, el masaje al que fui sujeto es por mucho, uno de los mejores que he recibido en mi vida, domina la técnica, conoce las pausas, ubica las zonas de tensión, sabe eliminarlas, aplica la fuerza necesaria, le dedica el tiempo preciso, es una maravilla, aún no concibo tanta perfección, extirpó mis dolencias, me relajó, estaba a punto de caer profundamente dormido cuando sus intenciones sufrieron una metamorfosis, sus uñas rasgaron ligeramente mi piel, su cuerpo de diosa se frotaba contra el mÃo, me besaba, me mordÃa, me lamÃa, todo con excelsitud, mi piel se erizaba, los músculos se contraÃan, la respiración aumentaba su ritmo, los latidos de mi corazón incrementaban, su respiración a escasos milÃmetros de distancia, su sonrisa pÃcara, tras darme toda esa atención en la parte posterior, procedà a voltearme, toda su piel canela eran para tomar té de calidad de exportación, me prendà de sus labios como un loco perdido, bebÃa de ellos la miel, mis manos temblorosas acariciaban con ternura sus brazos, su espalda, traviesamente sus senos, sus piernas, cierta extremidad de mi cuerpo fue rodeada por sus hermosos senos, que maravilla, bajó lentamente hasta posicionar dicha parte en su boca, con el estupor por delante le dije que no sólo era una experta en dar masaje, sino que conocÃa muy bien otras artes, alegre me obsequió un linda sonrisa, aún faltaba más, con agilidad insospechada colocó sus caderas sobre las misma parte, cabalgó como una Amazona lÃder, era un campo sinuoso, habÃa mucho movimiento, después dejó caer su cuerpo hacia atrás y el paisaje era extraordinario, abalance mi pulgar derecho a su sublime capullo de alelÃ, posteriormente me dijo, ahora te toca a ti, raudo y veloz cual saeta, me coloqué encima de ella y con movimientos acompasados, bese simultáneamente sus labios, estábamos sudando, era mucho el esfuerzo, no obstante, mayor el placer, ya no me contuve, ocurrió el éxodo de la vÃa láctea. Recuperando el aliento, nos besamos nuevamente, me recosté a su lado derecho y nos acariciamos, soplé con delicadeza su rostro para refrescarla, dedicamos unos minutos a conversar y disfrutar de nuestra compañÃa, el reloj marcaba la hora de salir, fuimos a ducharnos y volvimos a donde todo habÃa empezado, nos besamos nuevamente como si fuera manda, regresamos a vestirnos y con un abrazo que aun cimbra mi cuerpo, hasta luego... TAMARA, simplemente no tengo palabras para describir lo afortunado que fui al conocerte, espero tener la dicha nuevamente de compartir contigo otros gratos momentos, a tus pies...
Soy como el Ave Fe©nix, renazco de mis cenizas...
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