Hace poco hice aquí un comentario de lo fabulosa que era una amiga de un Table (hasta creyeron que estaba enamorado). Resulta que emprendió su aventura, por la que trabajaba, y se aventó a ir a Israel a seguir a su jóven promesa que la invitó. Ahora está allá, afinando su hebreo (que estudiaba aquí), entró a la Universidad y está mejor que nunca. El Table quedó todo triste pues se fue su mejor chica, era espléndida, hermosa, con mucha estrella. Puedo contarles ya hoy (antes por envidioso me lo reservé) que el susodicho table es el Madrid -antes Ícaro- de Cafetales) y su nombre artístico era Michelle. Me da mucho gusto su historia pues por lo general suponemos que una chica que entra en el ambiente no puede sino quedarse en él. Ella no. Me contaba sus planes en el hotel mismo donde yo me la llevaba a disfrutarla, lascivo como siempre es uno. Pero cumplió lo que decía, y apenas juntó para su viaje dejó todo esto y se fue a un lugar tan lejano como Tel Aviv. Creo que hay que tener valor para tener 23 años e irse hasta allá llevando a su hija de 3 años, para irse con otro hombre que conoció en el mismo Table (un judío que andaba por acá) Le he deseo como siempre lo mejor, cosa que ahora hago por mail, y sólo extraño su lindo cuerpo, su absoluta limpieza, su olor y sensualidad, que algunas noches fueron mías (y esas piernas!). Canijo judío, cómo ha de estarla pasando bien con esta hermosa mexicana!, pero se lo merece, pues le ha dado todo lo que ella esperaba. Me da gusto haber cooperado a ese plan, claro que ella me daba también lo mío a cambio (y de qué manera): justo negocio éste, cuando va a más, no creen>