En atención a Cuntlover, la historia de mi primera vez. (General)
En atención a Cuntlover, la historia de mi primera vez.
Es extensa. Ojalá no se aburran.
1ra Parte.
Espero que tengan tiempo para leer el relato sobre mi primera relación sexual programada -dentro de lo más cercano posible- a mi gusto, a mis posibilidades, en el tiempo que lo deseaba y sin tener que hacer más méritos que los económicos para conseguirlo.
Introducción.
La historia comienza cuando abrieron el Primer Table Dance cercano a mi morada. Tiene el nombre de una villa romana abatida por un incendio. La inauguración fue un gran suceso aunque con algunas manchas, pues como ustedes saben, en mi delegación vive mucha gente con doble moral: muy apegada a las normas religiosas, pero conviviendo con esa discriminación que practican cuando saben que no cuentas un buen respaldo económico que sustente el por qué tienes que convivir con ellos siendo un destrampado y aun asà formar parte del estatus social de ese rumbo de la ciudad.
Recuerdo muy bien el primer dÃa que conocà el lugar. Era en el mes de septiembre de 2004, justamente un dÃa antes de festejar el puente del grito de Independencia.
Esa tarde, tenÃa que entregar a mi profesor el primer avance del trabajo de Bases de Datos que mi equipo y yo habÃamos realizado. Como ese dÃa no tenÃa clases, acudà a la escuela en pants y con una sudadera ligera pero impermeable, pues es bien conocido que por esa estación del año, llueve mucho y, tanto el bochorno como el ajetreo de la ciudad, hacen que sientas mucho calor.
Entregué apuradamente nuestro proyecto. Para esto, eran como las 4 de la tarde. Afortunadamente, como acabamos los deberes con holgura, tenÃa todo el puentazo para descansar.
En ese tiempo no trabajaba, pues decidà avocarme a terminar la carrera que ya se habÃa prolongado más de la cuenta. Ante tanto tiempo de ocio, decidà no llegar temprano a casa y rondar por la ciudad.
Recordé que tenÃa ganas de conocer ese “nuevo lugar de diversión” y como acto reflejo, inmediatamente me revisé los bolsillos para ver con cuánto capital contaba para iniciar la aventura. Como golpe de suerte, encontré una buena suma, fruto del cambio del monto que mis compañeros cubrieron para comprar la tinta con la que imprimà el trabajo.
Salà del metro, caminé hacia el sur no más de 3 cuadras y allà estaba el lugar, en la mera esquina.
De nuevo volvà a sentir que mi corazón palpitaba más rápido. La ansiedad se hacÃa presente, me empezaron a sudar las manos, era difÃcil generar saliva en la boca. Era una emoción tremenda e inmediatamente mi cerebro comenzó a recordar aquellos dÃas, cuando incursionaba en los tables de la Zona Rosa, cuando apenas era mayor de edad, periodo en que me descarrié por completo, en donde dejé de ir a la escuela por un largo periodo. ¡Ahh! Todas esas vivencias que habÃa omitido para volver por las sendas del bien, regresaban como torbellino y me hacÃan sentir que, aunque trates de olvidarlas, en cualquier momento la necesidad de cazar, te hace regresar a estos trepidantes caminos misteriosos.
De repente oà el clásico: -“Pásale amigo, entra sin compromiso. No hay cover, no hay lÃmite de consumo. Hay bellas chicas, variedad continua”.
Antes de entrar, miré por ambos lados de la banqueta para ver si ninguna vecina pasaba por allà al hacer sus compras en el súper y me sorprendÃa ingresando al local.
Después de ese chequeo, ingresé al lugar de perdición. HabÃa luz tenue. El lugar era pequeño pero agradable. Como eran los inicios del negocio y apenas caÃa la tarde, no habÃa mucha gente pero si varias chicas sentadas cerca de los rincones del lugar.
Seleccioné una mesa junto a la pista. En ese entonces, no reservaban esos lugares para quienes consumÃan botella. Al acercarse el mesero, pedà una lager. Cuando esta llegó, me relajé tomando un sorbo de mi bebida y me dispuse a disfrutar de la variedad. Habrá sido tanto el tiempo que no visitaba estos lugares, que por el simple hecho de ver a la chica que bailaba, agachándose para mostrar su hermoso trasero, inmediatamente mi amigo hizo acto de presencia con una vigorosa erección y comenzó a babear de la emoción.
De pronto me sentà muy cachondo, muy ganoso. En ese instante comencé a percibir las embriagantes fragancias de las chicas que estaban platicando sentadas al lado de la mesa.
Les sonreà y se paró la música. Lamentablemente ellas miraron hacia la cabina. A continuación el DJ hizo acto de presencia y cortó el silencio anunciando: “Ahora disfrutemos de la sensual XXXXX (No recuerdo su nombre de batalla) a Flu-ooour de Pieeee-le. Kasandd-dra (Por mencionar algún clásico nombre de ellas), sigund-da llam-madddd-aahhh”.
La música cambió a un tono más erotizante. Las luces se apagaron y sólo brillaba el pelo de la chica y las chispitas en las plataformas de las tan recurrentes zapatillas de tacón alto de ese oficio.
En un ritual inmemorable, la bailarina poco a poco se agacho al piso y se remolineó en la tarima, tratando de causar excitación a los concurrentes. Al ver tan sensual danza, tomé aire y me acerqué la cerveza para ingerir otro poco del frÃo lÃquido que necesitaba mi cuerpo.
Poco a poco la chica se fue quitando las prendas y las iba acomodando en una mesa vacÃa. Muchos recuerdos vinieron a mi mente. Tantas chicas internacionales vi bailar en la Zona Rosa en aquellos finales de los 90 y en este momento se disparaban sus siluetas.
La chica de la pista, se subió al tubo. Se puso boca abajo y asÃ, deslizándose, poco a poco se fue quitando la minitanga que le quedaba para estar desnuda. Al regresar de nuevo en la superficie, esta maestra del tubo aventó la prenda a la nana y en plena sincronÃa con el final de la canción, terminó su baile besándose los exuberantes senos naturales que orgullosamente la naturaleza le habÃa brindado.
En ese momento volvió la música grupera de fondo.
Estaba registrando con la vista la decoración del lugar, cuando una de las chicas que se encontraba al lado de mi mesa, se sentó en mis piernas sin antes saludar.
Al sentir el calor de sus caderas sobre mi entrepierna, la erección se prolongó y podÃa ser bien detectada gracias a mi pantalón deportivo.
Una de las clásicas preguntas para iniciar conversación:
-Hola amor, ¿Por qué tan solito>
-Ya ves, los amigos no pudieron acompañarme
- Bueno, pero ya estoy contigo para que no estés solito. ¿Me puedo sentar contigo, papi>
- Desde luego, es un placer.
Recordando las viejas enseñanzas, la manoseé todo lo que pude antes de que me
pidiera alguna copa.
Al meter mano por debajo de su micro-falda, volvà a percibir el rico calor y la esencia de esa zona corporal de una fémina de este negocio.
Cuando quise llegar al centro de su feminidad, ella juntó más sus piernas, me dio un beso muy candente y me susurró al oÃdo los precios de sus servicios.
Hicimos la trivial plática para conocernos. Después de un rato ella ya me estaba besando el cuello.
Justamente cuando ella me sintió hirviendo, me dejó caer la pregunta obligada:
- ¿Me invitas una copa o quieres que vayamos a un servicio>-
- No, solo vine a ver. Soy nuevo en esto y quise saber cómo estaba el ambiente. Disculpa.
Ella hizo una carita de rabia y decepción pero sabiendo su oficio, cambió el semblante y me dijo:
- Bueno rey, pues te dejo, voy a darme una vuelta y a ver si nos encontramos, sale>
- Ok.
Admiré varias chicas pasar a bailar y otra princesa del gremio se sentó a mi mesa para tratar de sacarme la copa. No accedà para no perder el control, solo aproveché el faje antes de que me pidiera un extra.
Sabiendo que no iba a poder resistir tanto. Decidà partir al hogar. Como regreso a los viejos tiempos, estuvo muy bien. La expedición tuvo aceptables resultados.
Pagué mi consumo pero al levantarme para irme, me di cuenta de que la erección seguÃa allà sin poder cesar. Como tenia pants, el fenómeno se hacÃa evidente. No podÃa salir asà a la calle, por lo que tuve que esperar a que se calmara. Afortunadamente el mesero me dijo que si no iba a querer consumir más, tendrÃa que irme.
Esas fueron palabras mágicas para volver a mi amigo a su estado de reposo.
Gracias a esa petición, pude volver a salir a la calle con seguridad.
SabÃa que este lugar serÃa genial, pues estaba muy cerca de casa. Visualicé futuras visitas con amigos.
Lamentablemente, no volverÃa a ir hasta después de un año. La nueva enseñanza estaba aprendida. Nunca irÃa de nuevo en pants a un evento erótico. Jeeje.
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