2da Parte (General)
Segunda y tercera visita al Congal del Placer.
Después de un año, habÃa acabado con el plan de estudios de la carrera y ya hasta habÃa finalizado un seminario de titulación. HabÃa bajado de peso y me sentÃa muy bien. Mi examen profesional serÃa en dos semanas y justamente el dÃa de mi cumpleaños. Jaja. Qué cosas. Eso hacÃa la situación más tensa. Si querÃa pasármela bien y darme un buen regalo, tendÃa que rifármela en esa fecha.
Ya un dÃa antes del examen, unos amigos y yo fuimos a una firma de autógrafos de Sabrina que Playboy organizaba en un restaurante argentino en Polanco.
Al salir del evento, mis camaradas de escuela me invitaron a un table con motivo de mi cumpleaños, tratando al mismo tiempo de quitarme el nervio del examen.
Fuimos a ese congal en donde hace un año habÃa hecho mi exploración. Todos estábamos con buen ánimo, de repente me hacÃan algunas preguntas que podrÃan venir en el examen. Era una prueba para retener la concentración mientras nos deleitábamos viendo a las chicas desnudarse.
Al beber ya cada quien una cerveza, olvidamos la plática y nos enfocamos a disfrutar de los bailes. En eso se ve la silueta en la pista de una chica de pelo corto negro. Salió partiendo plaza con la canción D'yer Mak'er de Led Zeppelin. Woow. Prendió inmediatamente a todos los congaleros que nos dábamos cita en esa noche de jueves. En serio que disfrutaba ella lo que hacÃa. Le ponÃa muchas ganas y como mis compañeros y yo gustamos del rock clásico, comenzamos a cantar la canción:
You hurt me to my soul, oh oh oh oh
You hurt me to my soul, oh oh-hoh
Darling please don't go
Se acabó la rola y ella volteó a vernos para agradecer el acompañamiento.
Después el DJ anunció el momento a Flor de Piel.
Arrancó la canción de “All of my love” de los mismos Zeppelin. AllÃ, ella desbordó pasión extrema. Con acto artesanal iba despojando sus prenditas una por una, todas de color negro muy al estilo gótico. Era una mezcla de sensualidad, perversión y entrega que ella combinaba en su momento derrochando excitación.
“All of my love, all of my love, all of myy loooooove.” S
eguÃamos prendidos cantando y ella volteaba a vernos. Cuando pasó a nuestro lugar (Estábamos en primera fila), esta reina de lujuria se incó y se acostó dejándonos ver el candente derrière que de manera engalanada sabÃa explotar.
- Asà amor!! Eres perversa. Le gritaba uno de mis amigos.
Volteó a verlo y le sonrió. Casi al final de la canción, se quitó la tanga y la aventó a nuestro lugar. Ohh! Nos quedamos sorprendidos.
Al acabar el show, esta chica bajó del escenario y se fue a su camerino. Pensamos que habÃa olvidado su tanga y nos la tendrÃamos que rifar.
Unos momentos después, ella salió del camerino. Se habÃa cambiado la ropa y ahora llevaba un negligé con medias de red y liguero. Todas las prendar en seductor negro. Se veÃa preciosa.
Al aproximarse a nosotros, nos saludó a cada quien con un beso en la boca de piquito. Como yo le habÃa guardado la tanga, se la di de nuevo.
- Ahh! Gracias. Qué lindo!! ¿Les gustó el baile muchachos>
- Estuvo bien caliente. Esos temas están geniales. Comentó uno de mis camaradas.
- Ahh, Que lindo papi!! Pues me llamo Soé para lo que gusten.
Los tres amiguetes nos quedamos viendo y recordamos que ya la habÃamos visto en el hoy extinto “El evento” del Sex City de 16 de Septiembre del Centro.
Le dijimos que nos encanta Led Zeppelin. Hablamos mucho de rock. Soé, en ese entonces, era una chica de unos 24 o 25 años, de una estatura de 1.65, ojos y pelo negro, piel blanca, facciones muy afiladas. Extremadamente hermosa y cachonda. Senos pequeños pero de generosa cadera y lindas piernas.
Mientras ella platicaba con mis amigos, yo disfrutaba de la excitante sensación de recorrer mis manos por la textura de sus medias. Es una experiencia muy placentera para un servidor.
Le invitamos 2 cervezas. En la plática nos comentó que estudiaba PedagogÃa en la ENEP Acatlán y que trabajaba para solventar sus estudios. Esta mujer era el sueño de cualquier estudiante de la Universidad.
En eso ella se acerca a un miembro de la tercia y diantre, le propinó tremendo beso en la boca. Fue delicioso. Allà ella nos formuló la pregunta:
- Entonces amores, ¿Quién se avienta conmigo o vamos los 4 a hacer travesuras>
Lamentablemente no estábamos preparados para esa situación y decidimos no tomarle la palabra.
Para no hacerla más larga, la dejamos ir, acordando que la verÃamos allà o en El evento. Lamentablemente, el destino harÃa que no volviéramos a verla. Cerraron El Evento y las posteriores idas a ese establecimiento del metro Nativitas, en donde ya no fuimos bien atendidos, harÃan que buscáramos otros lugares y nos alejáramos de ella.
Al dÃa siguiente, no podÃa quitarme de la cabeza las imágenes de Soé. En el trayecto para acudir al examen, todo me daba vueltas, en cualquier mujer veÃa una facción de esta linda mujer.
Afortunadamente, ese dÃa “FuÃ, và y vencÔ (Veni Vidi Vici). Aprobé mi examen profesional, pero de lo estresado que estaba, decidà llegar temprano a casa y dormir como no lo habÃa hecho en un mes por prepararme para el examen. Era uno de los mejores regalos de cumpleaños que el destino me habrÃa de dar y que tendré presente toda mi vida.
En mi casa no me hicieron fiesta ni me celebraron mucho el logro escolar que habÃa tenido. No podÃa reprocharles, pues habÃa tardado casi 9 años en lograrlo. No tenÃa cara para pedir algo más que una modesta felicitación, la aprobación de mi padre, la indiferencia de mis hermanos y un beso de mi mamá.
Por cierto, nunca olvidaré el dÃa que mi madre me acompañó a recoger mi tÃtulo. Esa tarde era mágica, para celebrarlo, la creadora de mis dÃas, me invitó a comer unas modestas pero exquisitas gorditas de requesón. Ah!! Han sido las más sabrosas que he comido en mi vida. SabÃan a gloria, a orgullo, a reconocimiento, a todas aquellas alegrÃas que le debÃa a esta mujer por haberme metido al vicio del placer.
Al siguiente fin de semana, mi hermano me invitó a echarme unos drinks. Me comentó que tenÃa ganas de conocer el Table Dance de Nativitas. Ese dÃa era sábado y no me habÃa bañado. No pude hacerlo. Asà como me dijo, le tomé en calor la palabra. Solo me afeité, me lavé la cara y los dientes, agarré una chamarra y nos fuimos al congal.
Acudimos al lugar, entramos. Mi hermano me preguntaba que si en verdad se desnudaban las chicas. Le respondà que sÃ, pero que no todas lo hacÃan. Como era antes de las 9, las chicas no se quitaban la tanga, solo mostraban los senos al aire.
Estuvimos un rato bebiendo solo cerveza en primera fila. Mi hermano estaba disfrutando el momento, mientras yo trataba de ver si estaba Soé. Lamentablemente no se encontraba.
De repente, el capitán de meseros que ya era de avanzada edad, nos trae dos chicas, una chaparrita de pelo negro vestida de traje de gala de la marina, con su gorrito, botas y minifalda blanca yÂ… a la mujer más hermosa que habÃa visto fuera de la escuela. Esta última dama era de estatura regular, rubia, de pelo ondulado, senos operados, labios brillosos y carnosos, calculé de más de 37 años, maduras como me gustan. Sonrisa brillante y hermosa, muy delgada, de vientre esbelto, lindas piernas y cadera tipo Maribel Guardia, no voluptuosa, pero de hermosa silueta. Me quedé anonadado cuando la vi. Ella llevaba un vestido plateado con una micro-falda y sandalias también plateadas.
- Les puedo dejar a estas chicas, jóvenes>
Nos quedamos mi hermano y yo viendoÂ…
- Si, claro. Dijo él.
Para mi suerte la rubia se sentó conmigo y la de pelo negro con mi hermano.
Inmediatamente pedà el nombre de la rubia.
- Me llamo Paloma, mi vida y soy de Jalisco. Eres afortunado porque acabo de regresar. Desde que te vi entrar me dije: Tengo que esta con este chico.
En verdad que me llenó de adulaciones y piropos, con decir que hasta a mi hermano ya le decÃa cuñado. Me preguntaba que si era yo casado o con hijos para que pudiéramos ser novios.
Me decÃa: Me temo que vamos a acabar en una relación amorosa tu y yo. Me comenzó a besar muy fogosamente como nunca ninguna amiga o novia lo habÃa hecho. Me dejó meterle mano por todas partes. De todas la teiboleras con las que habÃa estado, por primera vez ella me dejó meter mano por dentro de su tanga. Me permitió meter el dedo en su esencia de mujer. Como un principiante caà en sus encantos.
Al parecer a mi hermano no le estaba yendo bien, pero trataba de convencer a la otra chica para que se comportara como Paloma.
Les empezamos a invitar varias copas. Como buena jaliciense, la rubia pedÃa palomas, mientras que su compañera preferÃa congas.
Entre copa y copa fui conociendo a Paloma. Me dijo que vivÃa por el metro Etiopia, que tenia 2 hijos y que estaba soltera y necesitada de un novio cachondón. De repente me abraza, me da un chupetón y comienza a darme el beso de tequila.
Poco a poco, su lengua abrió mis labios y penetró mi boca. De repente sentà mucho lÃquido que pasaba de su boca a la mÃa. Por unos instantes, sentà un poco de asco, pues pensé que me estaba dando saliva u otro fluido extraño y en un reflejo reprimido, evité regresárselo de manera tosca. Pero de repente, percibà mucho calor en el paladar. Un calor muy rico. Al pasar el lÃquido a la garganta, sentà el humo y el raspado del alcohol. Era una de las sensaciones más placenteras que habÃa experimentado en mi vida. SentÃa que salÃa vapor por mis oÃdos y nariz. No querÃa separarme de la boca de Paloma. Con esa magistral maniobra, esta mujer habrÃa de marcar mi vida para siempre. Logró despertar los más lascivos y lujuriosos sentimientos que tenÃa atrapados desde mi adolescencia. Ninguna mujer con la que habÃa estado, lo habÃa logrado de manera tan brutal y súbita como ella lo hizo.
Platicando y cachondeando, entre beso y beso, se le cayó un hielo a Paloma en la entrepierna. Ambos miramos hacia ese lugar y nos dimos un cabezazo. Jaja.
Nos reÃmos. Ella me dijo:
- Ahora tienes que sobarme, pero allá abajo, donde cayó el hielo.
Ni tardo ni perezoso tenÃa mi nariz inhalando esa parte de Paloma. Le besé la vagina de manera desesperada y alocada. Me fascinó el olor de su tanga, de sus piernas, de toda ella. Estuve asà un rato, hasta que me dijo:
- Ahà viene el capitán, sube la cabeza amor.
Después de eso, solo pude abrazarla. Me dio su número de celular y me pidió que fuéramos novios, la verdad me lo creÃ.
Ella estaba ya algo ebria y querÃa que fuéramos al privado para que nos diéramos calor de manera deliciosa. Le dije que ya no, que tenÃamos que irnos.
Ante nuestra firme decisión, las chicas se fueron y nos dejaron a mi hermano y a mà solos en la mesa.
Llegó el trágico momento donde muchos se arrepienten: pedir la cuenta.
Lamentablemente, el monto llegaba a 1200. Al saberla mi hermano, se enojó y comenzó a desahogar su malhumor en mÃ. Mi hermano no llevaba toda esa cantidad asà que tuvo que ir a casa por más dinero.
Me dejó allà en el antro en lo que regresaba. En lo que lo esperaba, Paloma regresó varias veces para convencerme de que me fuera con ella al privado.
Aunque hubiera querido, ya no tenÃa dinero, asà que le dije que no. Entonces, me pidió la servilleta donde apunté su número, la estampó con un beso suyo y se la metió en la vagina. Eso acabó por ganarme.
Después ella se fue a bailar y me pidió que regresara pronto.
Al pasar un buen rato, mi hermano regresó, liquidó la deuda y regresamos a casa. Para esto ya era pasada la media noche.
Nos fuimos caminando por Tlalpan hacÃa el hogar. Platicamos nuestra experiencia. Me dijo que tendrÃa que pagarle la mitad, que no le avisé que las copas de las chicas eran más caras. La verdad fue culpa mÃa. No me dolió hacerlo. Me platicó que la vieja que le tocó estaba muy limitante y que yo me la rifé con la güera.
Me vio a la cara y me dijo: Mira we, tienes un buen de besos marcados, eres un atascado. Jaja. Nos empezamos a reÃr. Quitando la mancha de la cuenta, todo me habÃa salido perfecto. HabÃa conocido a la protagonista de mis sueños húmedos que habÃa buscado toda la vida.
Después de ese encuentro, traté de llamarle, pero el número no servÃa. Asà que tuve que volver a verla pronto.
Posteriormente tuve 2 encuentros con ella en las cabinas, fueron súper atascados. Esas caricias sirvieron para que perdiera el miedo al sexo de paga y pensara de una vez en experimentarlo con una mujer que era fuego puro.
SabÃa que varios amigos tuvieron su primera relación de sexo pagado de una manera terrible y digna de olvidar. TenÃa presente que tenÃa que encontrar a una hembra que fuera garantÃa de satisfacción. Me habÃa dado cuenta que Paloma era la indicada para ese paso, para esa imborrable experiencia.
Estaba decidido. La siguiente vez que la viera, iba a experimentar todo con ella y asà serÃa.
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