Mi bella, admirada, y venerada señorita de ojos soñadores: No tengo más que gratitud y cariño ante lo hermoso de tus palabras, y quisiera preguntarle... (Recomendaciones)
...cómo se atreve usted a decirme que se la puse difÃcil cuando lo que he leÃdo ha tocado algo más que mi alma>
Previo a comentarle mi sentir ante sus hermosas lÃneas, quiero decirle que en lo particular, yo tampoco suelo bajar mi guardÃa tan sencillo. No me es fácil abrirme de una manera total, pues como le comenté, he sido herido muchas veces. Sin embargo, he aprendido que cerrarse es la manera más vil del autosabotaje, pues al hecerlo no sólo privamos a las personas de conocer al verdadero "yo", sino que también nos privamos de la grandiosa oportunidad de conocer gente maravillosa cargada de enseñanzas y de actitud ante la vida, personas que por su sola valÃa no deberÃan ser llamadas seres humanos, sino seres de luz, personas que no podrÃan encontrar mejor representación en esta tierra que su apreciable persona.
Quiero decirle que me colma de una gran felicidad ser el receptor de sus palabras, mismas que aunque no siento merecer, las he hecho mÃas, pues cuando una personita tan especial como usted las dedica, provocan en el receptor la cálida sensación de que algo debe estar haciendo bien.
En lo particular, mi atracción hacia usted surgió desde mucho antes del momento en el que escuche su voz por pirmera vez, pues como bien comenta, hay cosas imposibles de ocultar en esta vida. Leà por mucho tiempo a Kirya, sus aportaciones, cargadas siempre de la elegancia que caracteriza a las personas que guardan dentro de si la luz que sólo la honestidad de corazón y la nobleza hacen brillar, me hicieron sentir una fuerte atracción hacia la persona detrás del nombre artÃstico. Y, cuando ante una serie de ataques pude apreciar que aún en sus momentos de mayor coraje mantenia usted esa congruencia en sus palabras, me dà cuenta que me encontraba ante una de las personas más valiosas que en mi vida podrÃa conocer, por lo que no pude permitirme dejar escapar la oportunidad de encontrarme ante su persona.
Fue en ese momento que comence a preparar todos los preámbulos a ese encuentro, comenzando con un mail y continuando con el contacto telefónico. Recuerdo que antes de que le confesara la identidad de un servidor, usted ya habÃa, con toda la habilidad de un gran maestro, desarmado mi defensa con la velocidad de un suspiro, y asÃ, quede completamente indefenso, vulnerable y desnudo ante una mujer como ninguna otra que habia conocido. Y cuando finalmente le confese que se trataba de un servidor, escuchar su dulce voz esgrimir "eres tú>" terminó por convertirse en el tiro de gracia, me tenÃa desde ese preciso instante rendido ante usted.
He de confesarle que desde que colgue con usted, guardaba en mi una gran satisfacción, pues esa quÃmica que surgió, esa plática desinhibida y espontánea, ese nerviosismo en mis manos y en mi acelerado ritmo cardiaco, no volvió a desaparecer, y con su impresionante testimonio de lo que un completo ser humano debe ser, se ha mantenido encendido dentro de mi.
Al igual que usted, soy participe de la idea de que para poder enamorarse de una persona, se debe guardar una gran admiración por esta. A fuerza de ser sincero, tengo que confesarle que admiro mucho a su persona, y que a lo largo de estos dÃas, tan turvios y difÃciles para usted, no ha hecho otra cosa que ocasionar que esa admiración crezca, pues como se lo he comentado ya en varias ocasiones, la elegancia, entereza, valor, confianza, y honestidad con la que usted se manejo, me demostraron en todo momento que lo que habÃa podido apreciar en usted era real, y que incluso habÃa superado toda expectativa que en mi mente habÃa podido crear.
Usted menciona tres rubros más en esta ideologÃa que defiende, la sensibilidad, la nobleza y la honestidad. Y quiero decirle que en usted todos y cada uno de ellos se encuentran presentes con una firmeza tal que en ocasiones hacen dudar que sea usted una persona y no uno de los seres de luz de los que le comente previamente.
Quisiera que supiera hoy y siempre, que lo que ocurrió en ese encuentro para mà fue algo muy especial, algo que atesoraré toda mi vida y que defenderé con todo el arsenal del cual disponga, pues para mi existe una gran diferencia entre mantener un encuentro sexual y hacer el amor. Para hacer el amor se requiere que exista honestidad, sensibilidad, nobleza, admiración, deseo, comunicación, y vulnerabilidad. AsÃ, lo que sentà esa tarde, fue precisamente eso, dos almas que se permitieron traspasar a los personajes, y que se entregaron de manera tal que quedaron total y completamente desnudos el uno ante el otro, y los dos, en todo momento supieron mantenerse a la altura de lo que estaban recibiendo, haciendo que un simple encuentro casual cobrara nuevas dimensiones y se convirtiera en la presentación de dos seres que habÃan ansiado encontrarse.
Es impresionante esa sensación, cuando te encuentras ante una de las mujeres más hermosas que tus ojos alguna vez habÃan podido apreciar, y que, a pesar de la gran cantidad de seducción que ocurrÃa, del deseo intenso de volverse uno con ella, de la pasión que en tà provoca, aún eres capaz de mantener un poco de cordura, y no tomarla como animal poseido, sino hacerlo de la manera más dulce y tierna que cada músculo de tu cuerpo sea capaz de transmitir. No tomarla, sino acariciarla, no deborarla, sino besarla; hacerle sentir que es una mujer deseada, admirada y por ende, respetada.
Creo que desde ese momento supe que mi vida jamás volverÃa a ser la misma, pues como le he comentado, creo mucho en el poder del contacto humano, y el sólo hecho de que usted haya rozado alguna parte de mi piel, ha hecho que mi vida tome un nuevo rumbo.
Cuando tenga usted la oportunidad de leer el libro que le he recomendado, sabrá usted que las almas viajamos en conjunto, siempre todas juntas interpretando nuevos roles en cada época, y que en cada uno de esos encuentros, transferimos una lección de vida. Asà pues, al saber que nuestro encuentro estaba predestinado, me lleno de un gran júbilo, pues sé que si usted ha llegado a mi vida, es para darme una gran lección, misma que honestamente creo ya ha comenzado a realizar al mostrarme la grandeza del perdón y de la honestidad e integridad ante todo.
Mi niña, gracias por el preciado regalo de cada una de tus sonrisas, de cada una de tus miradas, de cada vez que escucho tu voz.
Sé que al igual que yo anhelabas volver a sentir que el amor toca a tu puerta, y entiendo y respeto tu desición de que mientras Kirya se encuentre en tu vida no deseas involucrarte con nadie, sin embargo, creo realmente que existe un plan maestro para cada uno de nosotros, y que no hay una sola cosa en esta vida que ocurra por casualidad. Todos y cada uno de los momentos que vivimos están encaminados a forjar y concretar ese plan maestro. Asà pues, quizá el momento en el que nos hemos encontrado no sea el que ambos pensamos que es el ideal, quizá sÃ. Esa es una respuesta que sólo el tiempo nos dará.
Sólo me queda agradecerle lo que hasta ahora ha traÃdo a mi vida, y desde este momento quiero agradecerle todo lo que aún le falta por darme, por que sé que todo ello me enriquecerá más allá de lo que podrÃa alguna vez imaginado. y quiero que sepa y recuerde siempre que en mi tiene a un amigo fiel, que siempre habré de apoyarla y de echarle porras, que siempre la admiraré por ser la grandiosa mujer que es, y que si me lo permite, permanecerá a su lado, esperando pacientemente el momento en el que Kirya pueda ser colgada en el perchero y quede sólo la admirable mujer que le ha dado vida. Pues estoy seguro, que si fuimos capaces de encontrarnos una vez, seremos capaces de encontrarnos mil más.
Me siento muy honrado y afortunado de sus últimas palabras, sin embargo, he de discrepar con usted. En mi opinión, la mujer detrás de Kirya es mucho más fuerte de lo que ella misma se imagina, y no creo, sé que nisiquiera la prueba tan fuerte que ha tenido que sortear es suficiente para mermarla. Aún asÃ, quiero que sea usted siempre consciente, de que si alguna vez tropieza o cae, tendrá en un servidor siempre una mano amiga, que de la manera más pura, noble y desinteresada estará extendida hacia usted.
Mi bella niña, no hay duda alguna de la gran mujer que hay dentro de tÃ.
Con todo el cariño que usted ha vuelto a despertar en mi...
Pedro Navaja
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